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Movilidad de locos

El poco respeto que se tenía en la ciudad por las normas y por la autoridad parece haberse perdido del todo

12 de agosto de 2021 Por: Vicky Perea García

La indisciplina de los caleños no es nueva. Lo que sí es novedoso, y es uno de los rezagos del nefasto paro nacional, es que el poco respeto que se tenía en la ciudad por las normas y por la autoridad parece haberse perdido del todo.

Y si en alguna parte se observa ese fenómeno es en las vías. Antes algunos osados motociclistas se arriesgaban a usar los carriles del MÍO. Ahora por ahí circulan motos, taxis y vehículos particulares, con el mayor desparpajo.

Las motocicletas se meten en contravía, incluso en arterias como la Calle Quinta, la gente cruza por donde no se puede, los pares no los respeta nadie...

Los puentes peatonales se volvieron puentes para los motociclistas. hace unos días, en mis caminatas matutinas, iba cruzando el puente que une a Santa Rita y Santa Teresita, cuando se me vino de frente una moto. Le dije al motociclista que ese era un puente para los peatones y el hombre se puso furioso y me dijo que por eso era que estábamos así, porque los ricos creían que los puentes eran para ellos.

Permítame aclararle, señor motero, que los puentes peatonales, como su nombre lo indican son para que los usen los peatones ricos y pobres y no para que los utilicen los motociclistas, así vayan en una BMW o en una Hero.

Volviendo al desorden vial, llegué a pensar que la prohibición del parrillero hombre se había derogado porque con frecuencia observo hombres parrilleros, incluso sin casco.

El secretario de Movilidad William Vallejo me aclaró que esa prohibición sigue vigente, aunque le corresponde hacerla respetar es a la Policía.

De todas formas, para controlar a todos esos miles de locos que se ponen al volante en la ciudad hay 300 guardas de tránsito. El cuerpo de Guardas está compuesto casi por el doble de efectivos, pero unos cumplen labores administrativas y otros están haciendo tareas en casa (?) por que por su edad o por tener comorbilidades no pueden salir a trabajar en pandemia.

O sea que como los guardas trabajan en tres turnos, en las calles hay unos cien tratando de ponerle orden a este caos vial. Misión imposible. Y para completar, muchos de los guardas deben hacer las veces de semáforos en los sitios en donde estos aparatos están vandalizados. Y así será hasta diciembre, cuando la red semafórica este totalmente restituida. Porque un semáforo se destruye en minutos, pero reponerlo tarda meses.

Es de público conocimiento que no soy hincha de este gobierno. Pero en este caso, hay que decirlo, el caos vial no es culpa de la autoridad sino de nosotros los ciudadanos. Como dice el secretario Vallejo, no se puede poner un guarda detrás de cada conductor para que se comporte.

Y no basta con que los caleños actuemos de una forma civilizada. Debemos volvernos sujetos activos de la movilidad y cuando veamos a alguien cometer una infracción, se lo hagamos ver, sin agresividad pero con firmeza, así nos arreen la madre.

El día que esos indisciplinados vean que la gente les cae cuando cometen una barbaridad, se lo piensan dos veces. Eso suena a utopía, pero Mockus lo ensayó en Bogotá en donde a miles de conductores les entregaron una paleta que por un lado tenía un dedo hacia arriba en verde y por el otro un dedo hacía abajo en rojo.

Algo debemos hacer, porque si nos vamos a sentar a esperar que 300 guardas pongan en control a miles de locos al volante, esto nunca se solucionará.

Sigue en Twitter @dimartillo

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