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Monsalve, hasta cuándo

Han transcurrido casi cuatro meses desde que arrancó la emergencia sanitaria y económica generada por la expansión del Covid-19.

9 de julio de 2020 Por: Diego Martínez Lloreda

Han transcurrido casi cuatro meses desde que arrancó la emergencia sanitaria y económica generada por la expansión del Covid-19.

Desde entonces, muchas personas, sobre todo adultos mayores, han estado confinados en sus hogares, lo que por supuesto ha generado toda clase de problemas físicos, sicológicos y espirituales. Entonces, muchos han debido recurrir a la ayuda de los médicos, sicólogos y siquiatras y a los líderes espirituales.

Como la gente no puede ir a misa, uno esperaría que el jerarca de la religión con más fieles que hay en Cali, permanentemente estuviera comunicándose con la feligresía para ayudarlos a alcanzar la paz espiritual.

Pues en esta ciudad, me temo que eso no ha ocurrido. La voz del arzobispo Darío Monsalve ha estado muy lejana de sus feligreses. Y esta semana se dejó ,oír pero no para alimentar el espíritu de los católicos sino para lanzar una diatriba temeraria e irresponsable contra el Gobierno.

Monsalve afirmó que el presidente Duque había emprendido una “venganza genocida” contra el proceso de paz que empezó el anterior gobierno. Y recurrió a ese término tan duro a sabiendas de que al usarlo iba a lograr un gran impacto mediático.

A quién le cabe en la cabeza que un líder espiritual, de cualquier religión, use ese tipo de palabras incendiarias para calificar la actuación de un gobierno. Cómo sería la metida de pata de Monsalve que el Nuncio Apostólico salió a desautorizarlo públicamente: “Se aclara a la opinión pública colombiana que dicha calificación de la gestión gubernamental no corresponde a la visión que la Santa Sede tiene de la compleja situación en que versan, en este momento, la aplicación integral de los Acuerdos de Paz de 2016...”.

Ese llamado de atención del Nuncio equivale a que el mismísimo Papa le hubiera jalado las orejas al prelado.

Pero este, como lo tenemos bien claro los caleños, no es el primer escándalo en el que se enreda Monsalve... El más reciente lo protagonizó en la pasada campaña para la Alcaldía de Cali, cuando se alineó de frente con uno de los candidatos, al punto de que se paró a defenderlo en una tarima pública, en lo que constituyó una descarada intervención en política.

La impresión que tenemos los caleños es que Monsalve ha dejado en segundo plano su misión pastoral para intervenir en otros asuntos, aprovechando la visibilidad que le da ser el Arzobispo de la tercera ciudad del país.

Y eso es muy grave en una ciudad tan conflictiva como la nuestra, que requiere un liderazgo espiritual fuerte, claro y muy presente.

A Monsalve, además, se le ha olvidado que su misión como pastor es unir al rebaño y no dispersarlo, como hace cada vez que sale con declaraciones como la que hizo esta semana.

Yo sinceramente creo que este hombre está en el lugar equivocado. Debía buscar un sitio más adecuado para hacer su activismo político y la defensa de los ideales en los que cree.

Cada vez resulta más claro que este no es el tipo de líder que requiere la Iglesia caleña, que parece haberse quedado acéfala mientras quien debía asumir ese liderazgo se sumerge en un océano de polémicas, que afectan profundamente su credibilidad hasta dentro de la propia Iglesia.

Y lo grave es que quien se está viendo golpeado por esa pérdida de credibilidad no es Darío Monsalve sino el Arzobispo de Cali.

Sigue en Twitter @dimartillo

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