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Me mamé de las motos

Las motocicletas, como las armas de fuego, no son ni buenas ni...

4 de noviembre de 2016 Por: Diego Martínez Lloreda

Las motocicletas, como las armas de fuego, no son ni buenas ni malas. Malo o bueno es el uso que los seres humanos hagan de ellas. Y en Cali, buena parte de los motociclistas utilizan de una manera inadecuada el aparato que utilizan para movilizarse.No desconozco las virtudes que puede tener una moto para desplazarse en una ciudad como Cali. Para comenzar, adquirir una moto está al alcance de casi cualquier persona. Dan hasta 72 meses de plazo para pagarlas, no piden ni cuota inicial ni fiador y las entregan de inmediato. Además, estos aparatos consumen muy poca gasolina y su mantenimiento es muy barato. Como si fuera poco, son ideales para sortear los trancones cada vez más frecuentes en nuestras vías, porque una motocicleta ocupa la cuarta parte de la vía que un carro.Por todas estas razones, sumado al clima benigno de nuestra ciudad, la venta de estos aparatos está disparada. Y se calcula que por las calles de Cali circulan no menos de medio millón de motos. Lo cual no sería problema si los motociclistas entendieran que así su vehículo sea más pequeño, deben acatar las normas de tránsito. Pero no lo han captado. Al menos muchos de ellos. Tal vez, la mayoría.Buena parte de los motociclistas se pasa por la faja todas las normas de tránsito: atraviesan los semáforos en rojo, se suben a los andenes, cruzan por donde no se puede, circulan en contravía. Y movilizan parrillero hombre, lo que en Cali está prohibido. Insisto, creen que como su vehículo es pequeño, las normas no son para ellos, como si el código de tránsito estableciera exenciones dependiendo del tamaño del infractor. Por todo eso, los motociclistas se han vuelto unos actores antipáticos en las calles de Cali. Por decirlo menos.La gota que rebosó la copa fue el grotesco espectáculo que una horda de motociclistas protagonizó el fin de semana pasada, para el cual no tuvieron inconveniente en taponar el túnel de la Avenida Colombia.Para no hablar de las ventajas que las motos les ofrecen a los atracadores. Porque buena parte de los robos callejeros se cometen a bordo de esos aparatos, aprovechando las facilidades que otorgan para emprender la huida una vez cometido el delito.Por todo lo anterior, los caleños estamos mamados de los motociclistas. Y que no me digan que están pagando justos por pecadores, porque la indisciplina de este gremio es generalizada y los que acatan las normas viales y se comportan adecuadamente son la inmensa minoría.Por eso urge que las autoridades, que admiten que han sido permisivas con los motociclistas, se amarren los pantalones para ponerlos en cintura.Lo primero que hay que hacer es eliminar los privilegios de los que gozan. Que tal si comienzan por establecer el pico y placa para las motos. No se entiende que esa restricción rija para todos los vehículos menos para ellos. O todos en la cama o todos en el suelo.Qué bueno sería, además, que esos clubes de motociclistas que proliferan en Cali, en vez de andar organizando guachafitas como la que montaron el fin de semana, se dediquen a promover un cambio en el comportamiento de sus asociados.Porque ese estigma que pesa sobre los motociclistas, en mi sentir ganado con plena justicia, sólo se quitará cuando quienes se desplazan en esos vehículos aprendan a comportarse como seres civilizados.Sigue en Twitter @dimartillo

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