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La lección de Ospina

Simplemente dejarán que pasen los años hasta que los procesos prescriban. Eso ocurrió con 70 de las 72 investigaciones que abrió la Procuraduría durante el primer gobierno de Ospina.

17 de noviembre de 2022 Por: Diego Martínez Lloreda

La estrategia a la que apostó Jorge Iván Ospina ante la avalancha de escándalos de corrupción que han sacudido a su gobierno es clara: esconderse y dejar que el tiempo pase.

Todo indica, por desgracia, que le está surtiendo efecto. Los días pasan y a la gente, agobiada por la carestía y preocupada por las reformas de Petro, se le han ido olvidando la compra de televisores de $47 millones, por parte de Emcali, los $60.000 millones en contratos adjudicados a un primo del Alcalde, la millonada invertida en los separadores viales, los miles de contratos adjudicados a dedo, etc.

Como se prevía, los órganos de control no han salido con nada. Más allá de unos golpes de pecho del Contralor, de unas pomposas audiencias y de unos anuncios esperanzadores, ni la Contraloría, ni la Fiscalía, ni la Procuraduría han tomado medida alguna. Mucho me temo que Ospina va a salir impune de todas las investigaciones, como lo hizo en el pasado.
No es que lo vayan a declarar inocente. El descaro no llega a tanto.

Simplemente dejarán que pasen los años hasta que los procesos prescriban. Eso ocurrió con 70 de las 72 investigaciones que abrió la Procuraduría durante el primer gobierno de Ospina.

Pero tengo la esperanza que esta sucesión de denuncias tenga consecuencias. De hecho ya las ha tenido.

De un lado, Jorge Iván Ospina es el gobernante más desprestigiado de Colombia. Más del 80% de los caleños desaprueba su gestión.
Ello significa que no habrá Ospina III y que políticamente el actual alcalde es un cadáver. Su vida política llegará hasta el 31 de diciembre del año entrante, cuando entregue la Alcaldía, También es muy improbable que pueda hacer elegir a alguien de su entorno. Todo lo que huele a Ospina apesta.

La segunda consecuencia que espero tenga la crisis a la que Ospina ha llevado a Cali, es que la ciudadanía se cuidará de elegir a alguien similar al actual mandatario para sucederlo.

Espero que el Alcalde que se posesione dentro de trece meses sea alguien con un pasado intachable, que conozca y quiera la ciudad, que se haya preparado para gobernar y que no le guste más la plata que ejercer el poder.

Esto último es clave. Como dijo el expresidente uruguayo Pepe Mujica, nadie que le guste el dinero se debe dedicar a la política. Y está claro que a Jorge Iván Ospina le encanta.

Por suerte para Cali, hay varias personas que han dado muestras de que quieren llegar a la Alcaldía y que reúnen las condiciones morales y ejecutivas y que tienen el conocimiento de la ciudad que Cali requiere de su gobernante.

Entre ellos están Diana Carolina Rojas, Wilson Ruiz, Angélica Mayolo, Catalina Ortiz, Roberto Ortiz y Gabriel Velasco, por mencionar unos de ellos.

Pero no basta con que los caleños elijamos un buen alcalde el próximo 27 de octubre. Tenemos que entender que esta ciudad no se recupera en cuatro años. Las soluciones a los problemas que Cali afronta requieren más tiempo.

Lo bueno hay que copiarlo y nosotros debemos imitar lo que hizo Barranquilla: darle continuidad a la buena labor que han cumplido quienes han gobernado la ciudad.

La esperanza que queda es que los caleños hayamos aprendido la dolorosa lección sobre cómo no se gobierna una ciudad, que nos dio Jorge Iván Ospina durante los ocho años que ha estado en la Alcaldía.
Para que no tengamos que repetirla JAMÁS.

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