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La ira de los ‘carroadictos’

Un grupo de adultos mayores, entre los que se destaca, por lo mayor, Mario Fernando Prado, se ha convertido en el mayor crítico del Parque Lineal del río Cali, cuya construcción, por fin, está en camino de finalizar.

13 de julio de 2017 Por: Diego Martínez Lloreda

Un grupo de adultos mayores, entre los que se destaca, por lo mayor, Mario Fernando Prado, se ha convertido en el mayor crítico del Parque Lineal del río Cali, cuya construcción, por fin, está en camino de finalizar.

Dos argumentos esgrimen estos respetables militantes de la tercera edad para criticar la obra: lo que más rabia les da es que le hayan quitado dos carriles a la Avenida del río, (los saca de quicio los trancones que se forman en la vía) para convertirlos en parque. Pronostican, además, que esta zona se va a convertir en paraíso de drogadictos y habitantes de la calle.

Lo primero que hay que decirles a estos venerables ancianos es que esta obra no está pensada para la ciudad del pasado, que ellos representan, sino para la Cali del futuro. Los grandes urbanistas son claros al advertir que las ciudades del mañana hay que hacerlas pensando en la gente y no en los carros. Y ese parque está, precisamente, pensado para el disfrute de la gente.

Cali no va a ser un mejor vividero porque le hagan más avenidas y más puentes. Lo será porque disponga de más espacios que permitan disfrutar el espléndido clima y la exuberante naturaleza que tenemos. Y el Parque Lineal del río Cali pretende eso.

A quienes se atreven a afirmar que ese parque es una obra improvisada, me permito informarles que es de lo mejor planeado que se ha hecho en Cali mucho tiempo.

De hecho, fue diseñado por la compañía holandesa West-8, Urban Design and Landscape Architectures, una de las firmas de urbanismo más importantes de Europa, que ha tenido a cargo el diseño de grandes espacios públicos como el Jardín de Jubileo de la Reina Isabel II, La Estación Central de Rotterdam y el Madrid Río, entre otros.

El padrino de esta obra ha sido el caleño Santiago Eder, que reside en Holanda hace muchos años. Eder no sólo consiguió que 40 prestantes caleños financiaran esos diseños, si no que además se ha encargado de empujar el proyecto y de socializarlo entre los vecinos, en especial los habitantes del barrio El Piloto, para que ellos se apropien del mismo y lo cuiden.

En parte, la demora para terminar la obra se debe a que los ladrillos que tapizarán la zona peatonal del parque se deben producir de forma artesanal. Y el proceso es dispendioso. Pero esa tardanza vale la pena, porque cada ladrillo de esos, que es casi una obra de arte, contribuirá de gran manera al embellecimiento del parque.

A quienes les preocupa que los drogadictos y los indigentes se adueñen del parque, los invito a que se den una vueltica por el Bulevar del río y constaten que con una adecuada vigilancia un espacio como esos puede ser un oasis para la ciudad.

De hecho, Cali necesita muchos oasis como esos. Los caleños no podemos seguir conformándonos con recluirnos los fines de semana en los centros comerciales, privándonos de recorrer una ciudad con un clima y una vegetación privilegiada como la nuestra.

Lo que Cali requiere es que le sigamos arrebatando espacios a los carros para que los disfruten los caleños. En buena hora, el Parque Lineal del río Cali será, dentro de muy poco, uno de esos espacios.

No permitamos que unos cuantos ‘carroadictos’, que arman pataleta porque deben invertir unos minutos más para atravesar la Avenida del río, nos priven de valorar una obra que puede ser el comienzo de la verdadera transformación de Cali.

Sigue en Twitter @dimartillo

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