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Gobierno deslenguado

“El hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios”. Todo indica que en el gobierno de Maurice Armitage no conocen, y menos practican, este sencillo pero sabio aforismo.

25 de agosto de 2017 Por: Diego Martínez Lloreda

“El hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios”.

Todo indica que en el gobierno de Maurice Armitage no conocen, y menos practican, este sencillo pero sabio aforismo. Porque muchos dolores de cabeza, varios puntos de popularidad y no pocas explicaciones le ha costado a este Gobierno la ida de lengua de sus funcionarios.

Una de las más recientes perlas se le salió al subsecretario de Movilidad, José Luis Garzón, quien en días pasados anunció unos operativos para sancionar a los vehículos que tuvieran polarizados sus vidrios con una opacidad mayor a la permitida por la ley.

La declaración en sí cayó mal porque la mayoría de la gente usa esos polarizados como un elemento de seguridad para evitar que desde afuera los amigos de lo ajeno vean quién se moviliza en el carro. Pero, así no nos guste, hasta ahí Garzón se estaba ajustando a la ley: la Resolución 3777 expedida por el Ministerio de Transporte en el 2003 establece que solamente es permitido un polarizado con opacidad del 30 %.

Esa misma norma dispone que quienes quieran ponerle a los vidrios de los carros un polarizado más oscuro deben tener un permiso de las autoridades. Y resulta que los requisitos necesarios para conseguir ese permiso parecen establecidos para que nadie pueda cumplirlos. Pero eso no es culpa del Subsecretario de Movilidad.

El hombre la embarró hasta el fondo fue cuando dijo que no entendía por qué la gente se empeñaba en polarizar sus carros si esta ciudad no era tan insegura. ¡Por Dios, en qué mundo vive este hombre! Esa afirmación resultó ofensiva para una ciudadanía que a diario padece el acecho del hampa. Y le tocó salir al Alcalde a aclarar que los operativos únicamente se van a hacer para los vehículos de servicio público.

Sin duda, más que el anuncio de los operativos, lo que emberracó a los caleños fueron las ligeras palabras del funcionario.

Claro que la cabeza de la Administración Municipal no es propiamente ejemplo de prudencia y sindéresis. Muchas de sus afirmaciones le han causado fuertes dolores de cabeza.

La última frase desafortunada de Armitage se le salió en una entrevista en el noticiero CM&. Al tratar de explicar por qué había tomado la decisión de no permitir a los hinchas del América el ingreso al estadio en un partido clave, el Alcalde dijo que “Cali es una ciudad muy explosiva donde tenemos un millón de negros, convivimos con ellos en paz y los queremos mucho, pero tenemos que tener cuidado sobre todo con este tipo de violencia”.

La frase deja la sensación de que el Alcalde le estaba atribuyendo la violencia de Cali al millón de negros que habitan aquí. Y por supuesto los enemigos del Alcalde y, en especial, quienes están haciendo campaña política atacando la Administración Municipal, le sacaron jugo al asunto y salieron a atacar al Alcalde por racista.

Lo cual es una gran injusticia: si hay alguien incluyente es Armitage. No solo tiene siete secretarios afro en su gabinete, sino que el gerente de un ingenio de su propiedad también es de esa etnia. Eso puede que lo ignoren en Bogotá, pero aquí todo el mundo lo tiene claro. El Alcalde será imprudente, pero de racista no tiene un pelo.

Con lo cual, el consejo para todos los integrantes del Gobierno Municipal, comenzando por su cabeza, es que piensen tres veces lo que van a decir. O seguirán esclavizados por sus palabras.

Sigue en Twitter @dimartillo

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