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Emergencia y talante

En las emergencias es cuando mejor se aprecia el talante de los líderes. Eso lo hemos podido apreciar con toda claridad en la crisis mundial que ha generado la pandemia del coronavirus.

2 de abril de 2020 Por: Diego Martínez Lloreda

En las emergencias es cuando mejor se aprecia el talante de los líderes.

Eso lo hemos podido apreciar con toda claridad en la crisis mundial que ha generado la pandemia del coronavirus.

La mayoría de los terrícolas, quizás con la excepción de algunos estadounidenses, teníamos la sensación de que Donald Trump no está totalmente en sus cabales ni mucho menos tiene la lucidez que se requiere para manejar a la primera potencia mundial.

Y con la actual crisis Trump ha dado muestras fehacientes de su ineptitud y de su falta de sindéresis.

Ha mandado toda clase de mensajes contradictorios, primero minimizando la amenaza y luego haciendo afirmaciones como que “si en Estados Unidos tenemos unos 240.000 muertos por esta pandemia, quiere decir que la manejamos bien”.

Seguro el mesiánico personaje, sacó el porcentaje de víctimas y, teniendo en cuenta que la población estadounidense es de 340 millones de personas, resulta que ‘solo’ el 0,7% de los gringos perdería la vida en esta emergencia. “Una pérdida de menos del 1% es tangencial”, pensará don Donald.

Lo cual es una burrada porque cada vida que se pierde por esta enfermedad es una tragedia, pero que mueran 240.000 personas es una catástrofe.

Gracias al manejo errático que le ha dado Trump a este tema, Estados Unidos es el país que más contagiados tiene: 213.300 y casi 4800 fallecidos.

Otro dirigente que ha manejado el asunto con las patas ha sido el presidente mexicano, Manuel López Obrador, que hace unos días decía en una entrevista que la gente no se debía aislar y que invitaba a los mexicanos a seguir yendo a los restaurantes y a las discotecas. AMLO reconfirmó la ineptitud de la que ha hecho gala desde que llegó a la Presidencia de ese país.

En el plano nacional, las dos figuras públicas que han marcado la toma de decisiones y la pauta informativa han sido la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y el presidente Iván Duque.

A Claudia hay que admirarle su actitud frentera y su berraquera para actuar. Y aunque ha tomado decisiones correctas como la de ordenar el aislamiento preventivo de los bogotanos, también ha tenido sus descaches.

Por ejemplo, cuando hace apenas unas tres semanas manifestó con todo el desparpajo que esto del coronavirus era una “gripita”. Y hace unos pocos días cuando aseguró que la Cuarentena debía prolongarse hasta mayo o junio.

Habrá que ver si eso es cierto pero hacer esta declaración sin más, solo contribuye a aumentar la zozobra que vive el país por la emergencia sanitaria y económica que padecemos.

Me parece, en cambio que Iván Duque está en el lugar adecuado en estos momentos. La calma y la ponderación que muchos, sobretodo los ultrauribistas, le cuestionan ha sido fundamental para tomar decisiones sin apresuramiento y para no irse de la lengua.

No recuerdo una sola salida desafortunada de Duque en esta emergencia y sus decisiones han sido oportunas y prudentes. Creo que muchos colombianos, por supuesto no los ultramamertos, así lo reconocen.

Hay que destacar también el manejo que tanto la gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán, como el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, le han dado a la emergencia en nuestra región. Primero han actuado de manera coordinada y pronta. Y segundo han tomado las decisiones pertinentes. Al César lo que es del César.

Sigue en Twitter @dimartillo

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