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El sátrapa de Petro asoma

Su determinación de dejar libre a los integrantes de la Primera Línea, es un claro atropello a la rama judicial. Estos ‘angelitos’ están acusados de haber cometido toda clase de desmanes

15 de diciembre de 2022 Por: Diego Martínez Lloreda

“Nuestros gobiernos hacen un llamado a todos los actores involucrados en el anterior proceso para que prioricen la voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas”.

Este es un aparte del comunicado que expidieron los gobiernos de Argentina, México Bolivia y Colombia, en una férrea defensa de un mandatario golpista como Pedro Castillo, que de un plumazo cerró el congreso y todos los órganos de control en Perú, el país que gobernó hasta la semana pasada.

Esa posición refleja una peligrosa distorsión que padecen los mandatarios de esas naciones, frente a lo que es la democracia. Ellos hacen énfasis en la necesidad de respetar la “voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas”.

Es cierto que las elecciones son un pilar de la democracia. Pero no el único. La historia de la humanidad está llena de gobernantes que llegaron al poder por la vía electoral, pero que después se convirtieron en los peores dictadores. Y terminaron usando las elecciones, amañadas por supuesto, para darle un tinte democrático a sus dictaduras.

Sin ir más lejos, eso es lo que ha ocurrido en Venezuela en los últimos 20 años. De hecho, uno de los axiomas de Fidel Castro, el mentor de Chávez y, por ende, de Maduro, era que “uno solo puede convocar a elecciones cuando está seguro de que las va a ganar”.

De nada sirve llegar al poder por “voluntad popular” si cuando se está gobernando se atropella la democracia. Justamente como hizo Castillo, que ante la imposibilidad de lograr las mayorías en el Congreso, resolvió cerrarlo de un plumazo, tal como hizo Alberto Fujimori 30 años atrás.

Si el golpe de Estado lo hubiera perpetrado un presidente de derecha,
Petro sin duda estaría liderando una protesta internacional en condena
de ese ‘atentado contra la democracia’. Pero como el que lo fraguó es un izquierdista, sale en su defensa. Lo que denota que para Petro vale más ser de izquierda que demócrata.

A nuestro Presidente, que se ufana de ser el más demócrata de los gobernantes, le tiene que quedar claro que un mandatario realmente democrático es el que llega al cargo por voluntad popular y que una vez en el cargo respeta la separación de poderes, la libertad de opinión, los derechos de las minorías, es decir, los otros pilares de la democracia.

En los pocos meses que lleva en la Presidencia, Petro ha dado claros síntomas de que cree en ese sistema cuando este le conviene. Cuando no, hace todo lo posible por pasárselo por la faja.

Su determinación de dejar libre a los integrantes de la Primera Línea, es un claro atropello a la rama judicial. Estos ‘angelitos’ están acusados de haber cometido toda clase de desmanes en el paro nacional del año pasado. Y solo los jueces pueden determinar si esas acusaciones tienen o no fundamento. Y si los condenan o los absuelven.

No exagero al decir que cuando un Presidente se apropia de funciones de otra rama del poder público, está dando un golpe de Estado como el que propinó Castillo en Perú. ¿Qué diferencia hay entre cerrar la rama Legislativa o usurpar funciones de la rama Judicial?

Insisto: con el respaldo ciego que le está dando a un presidente golpista y con la insistencia de atribuirse las funciones que le corresponden a otra rama del poder, el presidente Petro da preocupantes muestras de que se le está saliendo el sátrapa que parece llevar en su corazón.

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