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El precio de un secuestro

No todos los secuestrados terminan en cautiverio porque el Estado no cumplió...

11 de marzo de 2011 Por: Diego Martínez Lloreda

No todos los secuestrados terminan en cautiverio porque el Estado no cumplió con el deber de protegerlos. Pero muchos sí. Y en esos casos las víctimas tienen todo el derecho de reclamar que se les compense el martirio que debieron vivir.En realidad las indemnizaciones las deberían pagar los autores de los secuestros, que son los principales responsables de esos delitos. Pero a un ex secuestrado le queda muy de para arriba reclamarle una compensación a las Farc.Cada caso es diferente. Que Íngrid Betancourt reclame una indemnización es un despropósito porque ella terminó secuestrada debido a que le dio por meterse en la boca del lobo. Y cuando el lobo estaba más hambriento. A pesar de que varios militares trataron de impedirlo y le advirtieron del riesgo que corría, se fue para San Vicente del Caguán, capital y eje de la zona de distensión que en mala hora creó Andrés Pastrana, pocas horas después de que el gobierno terminara con ese embeleco. De seguro ella calculó que por ser Íngrid, las Farc la retendrían un par de semanas y de ese cautiverio fugaz saldría con un halo de heroína disparada a la Presidencia. Pero además de que terminó en manos de las Farc por semejante imprudencia, luego el Estado para liberarla desplegó el más exitoso operativo de inteligencia y militar de que se tenga noticia. Mejor dicho, por las características de su secuestro, y de su rescate, el Estado no tiene porque pagarle un peso a Íngrid. Y si se quiere, la que quedó en deuda fue ella.Lo que le ocurrió a Sigifredo López fue muy diferente. Él estaba en su sitio de trabajo, la Asamblea del Valle, cuando un grupo de guerrilleros se metió a la sede de la Duma y se lo llevó junto con once de sus compañeros. Y por cuenta de la precaria vigilancia que había en el edificio y de la ineptitud de las autoridades para percatarse del hecho, Sigifredo terminó privado de su libertad 80 meses, es decir, una ‘pena’ mayor de la que pagan la mayoría de los presos colombianos. Con la diferencia de que él no había cometido ningún crimen para tener que purgar tan prolongado cautiverio.Por ese secuestro Sigifredo está reclamando al Estado $1.400 millones. Y si interpuso una acción legal fue porque ese mismo Estado admitió su falta pero le ofreció una compensación grosera: $20 millones.Sinceramente la reclamación de Sigifredo me parece apenas justa. Equivaldría a un sueldo mensual de $17, 5 millones, que para el promedio de salarios colombianos es alto, pero es menos de lo que se gana un congresista. Y la mayoría de ellos hace muy poco por ganarse esa platica.O sea que la indemnización que demanda Sigifredo no contempla las reparaciones morales y materiales a las que también tendría derecho. Sobretodo luego de que le tocó soportar la muerte de sus compañeros de drama. Contrasta la justa reclamación que hace el ex diputado del Valle con los $8.000 millones que pide Alan Jara, que estuvo menos tiempo en cautiverio y cuyo secuestro no fue tan dramático como el de Sigifredo. Pero al cual tampoco me atrevo a criticar porque cada cual le pone precio a sus tragedias.

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