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El mejor surtido

Lo cierto es que desde entonces, 35 años, le hemos sido fiel a La 14. Incluso, como muchos caleños seguimos yendo cuando el surtido comenzó a deteriorarse y muchas cosas no se conseguían.

29 de julio de 2021 Por: Diego Martínez Lloreda

Uno de los asuntos que primero tuvimos que resolver cuando nos establecimos en Cali mi señora y yo era dónde mercar. Corría el año de gracia de 1986. Aquí no existían Cafam ni Colsubsidio que era donde solíamos realizar esa actividad en Bogotá.

El supermercado tenía que cumplir varios requisitos: el primero, precios cómodos que se ajustaran al magro salario de reportero principiante que por entonces recibía. Segundo, debía quedar cerca a la casa porque no teníamos carro y no nos podíamos gastar en taxi lo que nos ahorrábamos en la compra. Y tercero, debía estar bien abastecido porque no podíamos tampoco saltar de tienda en tienda para conseguir los artículos para el hogar.

La solución la encontramos muy pronto: La 14 de la Avenida Sexta que quedaba a diez cuadras del ‘Closet con ventanas’, como diría Pardo Llada, en el que residimos en el barrio Santa Mónica. Ahí se conseguía de todo, a buenos precios, aunque, la verdad, la disposición de los productos era un poco caótica: la ropa interior la ponían al lado del varsol, la carne al lado del jabón de lavar...

Ese supermercado original sufrió varias refacciones hasta que se convirtió en la moderna gran superficie que es hoy.

Lo cierto es que desde entonces, 35 años, le hemos sido fiel a La 14. Incluso, como muchos caleños seguimos yendo cuando el surtido comenzó a deteriorarse y muchas cosas no se conseguían.

Por ello, me declaro doliente de primera línea de la posible desaparición de La 14. Y de paso proclamo que eso no puede ocurrir.

Yo de ‘peygé’ entiendo muy poco y aunque entiendo que las deudas de La 14 son enormes, creo que sus activos son muy superiores. Y no solo los económicos sino unos que son tan importantes como aquellos.

En especial, el sentimiento de pertenencia que tenemos los vallecaucanos con esta cadena de almacenes. Incluso La 14 es mucho más que eso, es tertuliadero de los adultos mayores, punto de encuentro de las amas de casa, entre otras cosas.

Ignoro por qué llegó La 14 a la difícil situación por la que atraviesa. Pero presumo que la desaparición de Jaime Cardona fue definitiva para ello.

Don Jaime manejaba ese emporio como manejó la primera tienda que tuvo en el centro de Cali: él negociaba con los proveedores directamente, conocía a los empleados, definía los descuentos. Su método, de seguro transgredía todas las reglas del mercadeo, pero a él le funcionó.

Quizás el error de don Jaime fue no haber preparado a una persona para que lo reemplazara y no haber hecho una sucesión tranquila y estando él vivo.

Pero ahora no es momento de buscar responsabilidades sino de unirnos para salvar a La 14. En buena hora el Gobierno Nacional se ha apersonado del asunto, porque entiende el impacto que para la golpeada economía regional implicaría la desaparición de esta empresa (se calcula que se perderían al menos 8000 empleos entre directos e indirectos).

La 14 lo que necesita es un empujón para salir del atolladero porque lo tiene todo para recuperarse: infraestructura proveedores y, sobre todo, un mercado fiel que está ansioso por regresar a sus tiendas.

No lo duden, con la ayuda de todos, La 14 volverá a tener el mejor surtido a los mejores precios.
Sigue en Twitter @dimartillo

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