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El drama de Shirley

“Hemos sentido estigmatización, nos hemos sentido burlados, agredidos en nuestra intimidad y temo por la seguridad de mi familia (...) porque están publicando fotos de mi familia".

26 de marzo de 2020 Por: Diego Martínez Lloreda

“Hemos sentido estigmatización, nos hemos sentido burlados, agredidos en nuestra intimidad y temo por la seguridad de mi familia (...) porque están publicando fotos de mi familia donde hay menores y el impacto que pueda tener en niños de 7 años los comentarios pueden llegar a ser muy crueles”.

Este fue uno de los apartes que más me impresionó de la dramática entrevista que le hizo el periodista Hugo Mario Cárdenas a Shirley, la hija de la primera mujer que murió en el Valle contagiada por coronavirus.

Cuenta Shirley que a su familia la tienen prácticamente aislada en la unidad en la que reside en Yumbo. La infectada le dicen.

Y es que emergencias como la que estamos viviendo sacan a flote lo mejor y lo peor de la condición humana. De lo primero hemos visto muchas muestras en Cali en los últimos días. Empresas, gremios y gente del común preocupadas por aquellos que viven al día y que no pueden salir a trabajar por la cuarentena ordenada por el Gobierno para contener la Pandemia. Y que no se quedan con la preocupación porque hacen colectas, reparten mercados, ayudan como pueden.

Pero de lo segundo, de la mezquindad humana, también hemos visto muestras en esta emergencia. Y no solo por estos lares.

Qué tal el payaso vicegobernador de California que le pidió a los adultos mayores que no se cuiden y que se sacrifiquen para salvar al resto de la sociedad. O los abuelitos españoles que están muriendo solos en los ancianatos porque sus familias los abandonaron a su suerte.

Pero el caso del señalamiento a la familia de Shirley me ha impactado especialmente porque ocurrió aquí, muy cerca de nosotros.

No hay que caer en la tentación de estigmatizar a las personas que están obrando de esa forma, como ellos lo han hecho con la familia de Shirley. Ellos no hacen eso porque sean malos sino movidos por el pánico y por el desconocimiento de esta enfermedad que nos cayó como una maldición de un día para otro.

Entonces a los que están tentados de lapidar a quienes padecen de este mal les recomiendo que se informen muy bien. Y que entiendan que si el enfermo está aislado y no tiene contacto a menos de dos metros con otro ser humano no va a contagiar a nadie.

Porque este es un virus pesado que se transmite a través de la saliva y otras secreciones y que por su condición de pesado solo puede ‘volar’ máximo dos metros. También se puede transmitir por objetos que haya tocado un contagiado, de ahí la importancia de lavarse las manos muy bien y varias veces cada que se sale de casa.

Pero por encima de todo, ese que hoy señala y estigmatiza a los contagiados del Covid-19, mañana puede ser un contagiado más, pues, como advierte la Organización Mundial de la Salud, el 60% de la Población Mundial va a resultar infectada de este virus.

Por fortuna, la OMS también afirma que tan solo el 5% de ese porcentaje va a tener complicaciones por la enfermedad.

La mejor forma de evitar el contagio, como se ha repetido muchas veces, es permanecer en casa. Si uno cumple con la cuarentena, así todos los vecinos se contagien, no le va a pasar nada.

Pueda ser que dramas como el que está viviendo la familia de Shirley no se repitan. Ella y sus seres queridos merecen toda nuestra solidaridad y no el repudio de nadie.

Sigue en Twitter @dimartillo

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