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El ‘bachiller’ Macías

No se trata de desconocer la importancia de la formación universitaria. Pero no podemos llegar al extremo de creer que el que no es profesional no sirve para nada.

16 de agosto de 2018 Por: Diego Martínez Lloreda

Esa es la chapa que le han puesto al presidente del Congreso, Ernesto Macías, quienes buscan descalificarlo.

Aseguran sus contradictores que Macías, además de ser ‘calentano’ (lo que en las altas esferas del poder bogotano es muy mal visto), a duras penas sacó su bachillerato y no cursó ninguna carrera profesional, por lo cual no está calificado para presidir el Legislativo.

Lo primero que quiero decir sobre Macías es que no me gustó el discurso que pronunció en la posesión de Iván Duque. Y no porque lo que dijo no sea verdad: la mayoría de los vainazos que le echó al gobierno de Santos están debidamente sustentados.

Pero no era el momento para hacer ese corte de cuentas. Y no porque en la posesión hubiera dignatarios extranjeros que podían llevarse una mala impresión del país.

Lo que me disgustó de ese discurso es que fue un torpedo a la intención conciliatoria que Duque expresó en su intervención. En cierta medida. Macías, con sus palabras, le quitó credibilidad a ese propósito de Duque.

Volviendo al tema del ataque a Macías, ignoro si en realidad el hombre no es universitario. (Él sostiene que estudió Comunicación en la Universidad Cooperativa). Pero eso es lo de menos.

Lo grave es que en estas épocas de inclusión, en donde se reclama tolerancia con las diversas tendencias sexuales, religiosas, raciales e ideológicas, aún haya gente que descalifique a un semejante por ser ‘solo’ bachiller y crea que no ser universitario es un impedimento para triunfar en la vida.

Para comenzar, muchos bachilleres colombianos han sido exitosos. Comenzando por Alberto Lleras, uno de los mejores presidentes que hemos tenido y a quien la mismísima Jackie Keneddy calificó como el mejor estadista que conoció en su vida.

Pero no es el único. Hemos tenido ministros bachilleres, entre ellos, Mauricio Vargas, gran periodista y quien estuvo al frente de la cartera de comunicaciones. Varios de los empresarios más exitosos del país tampoco pasaron por la Universidad.

En fin. No se trata de desconocer la importancia de la formación universitaria. Pero no podemos llegar al extremo de creer que el que no es profesional no sirve para nada. Entre otras cosas porque en este país quienes acceden a la educación superior constituyen una ínfima minoría.¿Entonces, los demás no pueden ser alcaldes o ministros o presidentes o ricos?

En muchos oficios, entre ellos el servicio público, la mejor escuela es la vida misma: cosas como el contacto con las necesidades de la gente, la capacidad de escuchar a los demás, la solidaridad no se aprenden en ninguna universidad. Eso se aprende en la calle.

Además, que alguien que no ha tenido la oportunidad de ir a una universidad acceda a un alto cargo no es un hecho criticable sino muy meritorio.

Ser universitario tampoco es garantía de nada. Prueba de ello es que los Nule, el exfiscal Moreno, Alejandro Lyons y muchos pillos más eran egresados de las más prestigiosas universidades. Y para nada bueno les sirvió.

Pero en Colombia tenemos el síndrome de la ‘doctoritis’ y todo el mundo quiere ser médico, abogado o ingeniero. Y tenemos en un pedestal a quienes ejercen esas profesiones.

Como supongo que los ataques contra Ernesto Macías continuarán, invito a sus críticos a que busquen otro ladito por dónde caerle. Porque ser bachiller ni descalifica ni avala a nadie. Pero ser universitario tampoco.

Sigue en Twitter @dimartillo

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