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Descache populista

La tendencia debe ser al contrario de lo que ofrece el Chontico, es decir que cada año la Feria le cueste menos a Cali y que se financie a punta de patrocinios y de venta de boletería. Eso ocurre con los eventos exitosos en todas partes.

21 de diciembre de 2017 Por: Diego Martínez Lloreda

No voy a dedicar un solo párrafo, aparte de este, a la controversia insulsa, populista y banal que se armó por la supuesta exclusión que habría promovido Corfecali al poner un cerramiento alrededor de las tribunas del recinto donde se hará el Salsódromo.

A lo que me quiero referir es al trasfondo político que tiene el asunto.
Esta escandola se armó porque el empresario del chance Roberto Ortiz, más conocido como el Chontico, pasó un día por la autopista y se escandalizó al ver “ese muro de la infamia”. De inmediato los influenciadores de una conocida universidad de la ciudad que, según me cuentan, están al servicio del Chontico, replicaron el tuit. Y se armó la de Troya en las redes sociales.

A estas alturas Ortiz debe estar convencido de que él fue el gran ganador de esta polémica. Sobretodo, después de que la Administración, en parte le dio la razón y modificó esos cerramientos. Pues se equivoca de cabo a rabo. Su actuar en este episodio mostró, en todo su esplendor, su talante populista. Empezando por la oferta que puso a circular en las redes de que sí él llega a ser Alcalde todos los eventos de la Feria serán gratuitos.

Sería injustificable que una ciudad con las inmensas necesidades sociales que tiene Cali saque de sus arcas los $15.000 millones que cuesta la Feria. Hoy un poco menos de la mitad de esa cifra se paga con lo que se recauda por taquilla y con patrocinios.

La tendencia debe ser al contrario de lo que ofrece el Chontico, es decir que cada año la Feria le cueste menos a Cali y que se financie a punta de patrocinios y de venta de boletería. Eso ocurre con los eventos exitosos en todas partes.

Pero más allá de ese descache, el gran inri que tiene Ortiz es, precisamente, su talante populista. Que insisto, se reforzó con este episodio.

El problema para los ‘caudillos’ locales es que en los dos últimas elecciones para Alcaldía se demostró que los gobernantes de Cali no los elige Aguablanca, como se creía, sino la clase media. Ello significa que sin convencer a esa clase media ni el Chontico ni nadie puede ser Alcalde de Cali. Ojo, ese segmento es culto e informado y no quiere tener alcaldes estrafalarios que prometan lo que no pueden cumplir.

El Chontico dio señas de haber captado esa realidad e intentó mostrarse como alguien confiable para llevar las riendas de la ciudad. Hasta sacó un título por correspondencia de una universidad española. Pero con la actitud que asumió en este caso perdió los puntos que había ganado, pues cualquier caleño medianamente sensato tiene claro que los líos de Cali no pasan por el Salsódromo.

Me temo que el Chontico se deja llevar por los consejos de un publicista que se siente el JJ Rendón caleño y que piensa que la mejor forma de ganar la Alcaldía es polarizando la ciudad y exacerbando la caduca guerra de clases. Repito, esa estrategia, desde que la clase media entendió que en sus manos está el destino de la ciudad, no sirve.

De hecho, en el pasado sirvió para ganar elecciones, pero a quienes la promovieron, luego, cuando estuvieron en el poder, les dificultó la gobernabilidad. Y tuvieron que dedicar buena parte de sus esfuerzos a cerrar la brecha que ellos mismos abrieron.

Ojalá el Chontico, y los otros políticos que intentaron sacar jugo a esta polémica trivial, aprendan la lección y en adelante se preocupen por armar propuestas para solucionar los males reales de ciudad, en lugar de seguir alimentando escándalos ficticios.

Sigue en Twitter @dimartillo

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