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Covid: lo que sí sirve

Parece que algunos caleños estuvieran haciendo todo lo posible para que se reproduzca un rebrote de covid en la ciudad.

15 de octubre de 2020 Por: Diego Martínez Lloreda

Parece que algunos caleños estuvieran haciendo todo lo posible para que se reproduzca un rebrote de covid en la ciudad.

Aglomeraciones como la registrada el fin de semana en Siloé, donde 300 personas se reunieron en una parranda, por supuesto sin tener en cuenta la menor medida de bioseguridad, son el perfecto caldo de cultivo para que ese virus se reproduzca masivamente.

La posibilidad del rebrote es real. Así lo han advertido las juiciosas Secretarias de Salud del Valle y de Cali. Y han repetido hasta el cansancio que basta aplicar tres medidas muy sencillas para evitar en un 90% la posibilidad del contagio.

Se trata del uso adecuado del tapabocas, el distanciamiento social y de lavarse las manos muchas veces al día. Punto.

No hay que llegar a extremos como cambiarse la ropa cuando uno llega a la casa ni de echar esa ropa en agua caliente. Ni siquiera hay que quitarse los zapatos. Está demostrado que las posibilidades de que el virus quede en estos y que uno se contagie por esa vía son ínfimas.

El tapabocas es un elemento clave, por lo cual me preocupa que según un estudio de Polis de la Universidad Javeriana solo el 71,9% de los caleños lo usa. ¿Y el 30% restante qué está pensando?

Pero no basta con usarlo. Hay que ponérselo de forma adecuada, sobre nariz y boca. Colocárselo en el cuello equivale a ponerse un preservativo en los testículos al momento de tener una relación. Me disculpan la crudeza de la comparación pero no se me ocurre una más clara.

Ahora, no hay necesidad de torturarse al utilizar este implemento, de por sí incómodo. El más efectivo de todos es el N-95, según corrobora un estudio de la Universidad Duke y publicado en la revista Science Advances. De acuerdo con ese estudio, el N-95 tiene una efectividad del 99,9%.

Sin embargo, como dice un amigo, ponerse un N-95 es como meterse una almohada en la boca. Además, el Ministerio de Salud dispone que el N-95 es de uso exclusivo para el personal de salud, sobre todo en aquellos que trabajan en UCI, que son los que más expuestos al contagio están.

Entonces, lo más recomendable es usar el tapabocas quirúrgico convencional, el azulito, que tiene varias capas, y cuenta con la segunda efectividad más alta que arrojó el estudio de Duke: un 99,5%.

Ese tapabocas permite respirar mucho mejor que el N-95 y ofrece casi la misma protección que aquel.

Los de tela muestran niveles de protección que oscilan entre el 85% y 5%, que depende del número de pliegues y de la calidad del material. Estos, de tela sin duda son los más ‘fashion’ y algunas señoras tienen de varios colores para que les salgan con todas las pintas. Pero son bastante menos efectivos que los quirúrgicos. Es cuestión de escoger entre la salud y la vanidad.

Los que no son para nada recomendables son los tapabocas de tejido de punto, que registraron un 65% en el indicador, dado que los diseños con ese tipo de material facilitan la aspersión del virus. Lo mismo pasa con las bandadas y pañoletas, que registraron un 50 % en el indicador, y los tipo cuello, cuya efectividad fue del 0%.

En síntesis, para evitarnos problemas, e incluso, la muerte, basta con acatar esas tres sencillas medidas. Mínimo esfuerzo para semejante beneficio.

Sigue en Twitter @dimartillo

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