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‘Cortes de ruta’

Durante esos días Cali fue una ciudad sitiada. Pero claro, los miembros de la CIDH no se enteraron porque no vinieron en ese momento. Sus conclusiones son de oídas.

8 de julio de 2021 Por: Diego Martínez Lloreda

La Comisión Interamericana de Derechos Humano, CIDH, nos acaba de notificar, desde sus cómodas oficina en Washington, que en Cali no hubo bloqueos, ni vandalismo, simplemente se produjeron unos ‘cortes de ruta’.

El tratamiento que la CIDH le da a los violentos bloqueos que debimos padecer, es fiel reflejo del esfuerzo de esa Comisión por minimizar los atropellos a los que fuimos sometidos millones de colombianos por parte de unos vándalos que se hacían pasar por protestantes.

En ese informe se trata con la mayor indulgencia a los vándalos de la primera línea, mientras a la Fuerza Pública la censura con total severidad y no duda en afirmar que el uso de la fuerza por parte de esta fue desproporcionado. ¿Y que en Cali en un momento dado hubiera 30 ‘cortes de ruta’ no es desproporcionado?

El informe de la CIDH es sesgado y de mala leche. Tras leerlo, la sensación que queda es que una Fuerza Pública descontrolada arremetió contra unos manifestantes pacíficos que planteaban unas justas reivindicaciones.

Pero quienes padecimos esos días aciagos tenemos claro que la situación fue muy diferente.

En un momento dado en Cali prácticamente era imposible circular más de diez cuadras en la ciudad. Pero los caleños no solo no podíamos desplazarnos sino que casi no teníamos qué comer. No había huevos, ni carne ni pollo ni verduras ni frutas. Y tanquear el carro era una hazaña. Había que hacer una cola de al menos cinco horas para que le pusieran 50.000 pesos de gasolina al pichirilo.

Durante esos días Cali fue una ciudad sitiada. Pero claro, los miembros de la CIDH no se enteraron porque no vinieron en ese momento. Sus conclusiones son de oídas.

Llegaron cuando todo había pasado y se dedicaron a escuchar a los responsables de los desmanes, en lugar de oír a las víctimas de los mismos. A cuántas amas de casa, a cuántos empleados, a cuántos vendedores ambulantes oyó la comisión de la CIDH durante su fugaz visita a Cali.

Es más, para hacer el informe parcializado que hicieron no requerían venir, bastaba conque atendieran las versiones de las redes sociales manejadas por quienes incendiaron la ciudad.

Los caleños debemos estar más indignados que nadie con ese informe que para nada describe el drama que vivimos aquí durante varias semanas.

Si alguien de esa comisión me hubiera abordado le habría podido contar cómo en una barricada, perdón un ‘corte de ruta’, ubicado en la autopista adelante del puente de la Luna los ‘pacíficos’ manifestantes la emprendieron a piedra contra mi motocicleta por tratar de cruzar para llevarle unos víveres a mi hija.

Creo que de verdad Colombia debe considerar seriamente su retiro de la CIDH, como lo hicieron hace tiempo Estados Unidos y Canadá.

Esta Comisión tiene un sesgo ideológico clarísimo que le impide hacer evaluaciones ponderadas de los hechos.

Con su parcializado informe, la CIDH, lejos de contribuir a mitigar la polarización, que según la misma organización reina en Colombia, lo que logra es todo lo contrario: profundizar esa polarización.

Eso ocurre cuando los informes sobre derechos humanos están mediados por los prejuicios ideológicos que conducen a ver la realidad no como es sino como uno quiere que sea.
Sigue en Twitter @dimartillo

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