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Construyendo populismo

Tiene que ser uno muy ingenuo para creer que es mera...

27 de abril de 2012 Por: Diego Martínez Lloreda

Tiene que ser uno muy ingenuo para creer que es mera coincidencia que el anuncio del presidente Santos de que le va dar casa gratis a 100.000 colombianos se haya dado un par de días después de que la revista Semana publicara una encuesta en la que el Mandatario sale mal librado.La revista se muestra extrañada por el descenso de 15 puntos que la imagen presidencial registra, “a pesar de la Cumbre de las Américas y el prestigio Internacional” del que supuestamente goza Santos. Al punto que titula el artículo ‘¿Qué está pasando?’.Pues lo que está pasando, y esta revista, concebida por y para la elite bogotana que se cree dueña del país no entiende, es muy sencillo: Santos no le está llegando al colombiano promedio, que no vive en Bogotá, que no lee Semana y al que le importa un pito la imagen externa del país. Y al que le preocupan las cosas que afectan su día a día como la seguridad y el empleo. Que en la Casa de Nariño crean que la Cumbre de las Américas y la presencia de Obama en Cartagena puedan disparar la popularidad de Santos, sólo muestra su desconexión con aquello que Gaitán llamaba el país nacional. Lo peor es que el remedio que han ideado los gurúes que manejan la imagen gubernamental para levantar la popularidad de Santos puede resultar peor que la enfermedad. Por la sencilla razón de que el déficit de vivienda en el país es de 1.307.000 unidades y con la iniciativa anunciada por el gobierno apenas se podrán construir, en el mejor de los casos, 100.000 casas. Con lo cual quedarán felices los 100.000 privilegiados que las reciban, pero furiosos los 1.207.000 que queden por fuera de la repartija. Pero más allá de eso, regalar cosas a la gente es, además de populista, contraproducente. Lo que no nos cuesta no lo valoramos. Así es la condición humana. Y además nos acostumbramos a que todo nos lo regalen. Ese tipo de gestos lo único que logran es crear un pernicioso parasitismo social.En lugar de regalar casas, el gobierno debería, por ejemplo, invertir esos recursos en lotes con servicios y en los materiales de construcción y que la gente construya sus propias casas. Como ha hecho, con éxito, la Fundación Carvajal. Si la gente no tiene plata, que aporte la mano de obra. De esa forma, podrían beneficiarse de esos recursos más personas. Además de que la gente valoraría más su vivienda, porque le costó. Pero, como de lo que se trata es impactar con la palabra ‘gratis’, que es la que más vende...Este ofrecimiento de la vivienda gratuita, se suma al Sisbén, a Familias en Acción y a otras estrategias asistencialistas que le solucionan a la gente problemas momentáneos, pero al final no le dejan nada. Porque cuando se acabe la plata, se acaba el programa. Me temo que estamos siguiendo los pasos de los países europeos que se quebraron por establecer un estado del bienestar que no podían sostener.Nadie se opone a que el Gobierno invierta los excedentes que deja el ‘boom’ minero en los más necesitados. Pero sería deseable que esos dineros se destinaran a temas más perdurables, como la educación y el estímulo a la creación de mano de obra. Pero parece que el Gobierno desconoce el viejo proverbio bíblico que recomienda que a la gente no se le den peces sino que se le enseñe a pescar.

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