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‘Cañazos’ de Petro

Las peroratas de este personaje contra la cañicultura me recuerdan las diatribas de Hugo Chávez contra la empresa privada, que lograron ahuyentar a los inversionistas y terminaron sumiendo a Venezuela en la ruina.

7 de febrero de 2020 Por: Diego Martínez Lloreda

“Tenemos el desempleo más alto de la región y el quinto puesto mundial en informalidad. ¿Aun así el gobierno quiere empeorar las cosas?”.

Mientras el senador Gustavo Bolívar manifestaba, en esos términos, su preocupación por los altos índices de desempleo que vive el país, su patrón, el también senador Gustavo Petro, se dedicaba a recorrer varios municipios del Valle atacando al mayor generador de trabajo de la región: la agroindustria de la caña de azúcar.

Si estos personajes tuviesen un mínimo de coherencia, defenderían a muerte esa agroindustria que genera casi 300.000 empleos directos.

Pero como detrás de esa agroindustria hay empresarios privados, de esos que Petro detesta porque cometen el ‘pecado’ de crear riqueza, el pugnaz senador la ha convertido en ‘objetivo militar’ con sus ataques incendiarios.

A él le frunce que la cañicultura sea una actividad próspera. Y si algún día llega a la Presidencia, Dios no lo quiera, no duden que hará todo lo posible por evitar que siga siéndolo.

Su sueño es hacer lo que hizo Chávez en Venezuela: expropiar esta y todas las industrias exitosas, para que pasen a ser manejadas por unos funcionarios tan incompetentes como desconocedores del tema. Con lo cual, esta industria, que tiene más de 150 años, al cabo de pocos años se marchitaría y esos 286.000 puestos de trabajo se irían a la basura.

Eso fue exactamente lo que pasó en Cuba, que hasta los años 50 fue uno de los mayores productores mundiales de azúcar. Y hoy, tras 60 años de revolución, su producción azucarera no alcanza ni a cubrir la demanda interna.

Su infinita aversión por los empresarios le impide a Petro apreciar el significado de la cañicultura para el Valle: una agroindustria que muele al año 24 millones de toneladas de caña, con las que se producen 2,2 millones de toneladas de azúcar, 438 millones de litros de etanol, 6,5 millones de toneladas de bagazo (con el que se hace papel, plásticos, entre otros), y 1637 GWh de energía. Además, a partir de la sacarosa, se extraen insumos químicos para producir bioplásticos, solventes industriales e incluso cosméticos.

La cañicultura del Valle es ejemplo mundial en productividad y diversificación, gracias a la investigación y al desarrollo tecnológico que le han implementado.

Sin duda, el del azúcar y la caña es uno de los ‘clusters’ que mejor funcionan en este país. Y eso debe ser motivo de orgullo para los vallecaucanos que tenemos la obligación de defenderla. No puede ser que un politicastro como Petro se pasee por nuestros municipios denostando de una industria que nos hemos demorado más de 150 años en construir y que es fundamental para nuestra economía.

Las peroratas de este personaje contra la cañicultura me recuerdan las diatribas de Hugo Chávez contra la empresa privada, que lograron ahuyentar a los inversionistas y terminaron sumiendo a Venezuela en la ruina.

Y si eso ocurrió con un país que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y que en la primera década de este siglo vivió una bonanza sin antecedentes, gracias al incremento del precio del crudo, imagínense lo que ocurrirá con una economía modesta como la nuestra.

No lo duden, aquí no tardaremos dos décadas en quebrarnos. Bastarán y sobrarán los cuatro años en la Presidencia de un pirómano como Petro para llevarnos a la bancarrota.

Sigue en Twitter @dimartillo

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