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Calero, el conquistador

Cuando uno busca la palabra Pachuca en Google, la primera...

7 de diciembre de 2012 Por: Diego Martínez Lloreda

Cuando uno busca la palabra Pachuca en Google, la primera referencia que encuentra no es la ciudad que lleva ese nombre sino el equipo de fútbol homónimo. Mejor dicho, gracias a lo hecho en los últimos diez años, los tuzos--como le dicen al Club Pachuca-- el equipo se volvió más importante que la ciudad misma.Y es que Pachuca de Soto es una localidad que hasta hace muy poco apenas habían oído nombrar sus 250.000 habitantes. Capital del estado de Hidalgo y localizada en la mitad de la nada, por años fue uno de los centros mineros más importantes de México. Pero a mediados de los 50 se acabó el metal que producían sus minas y la ciudad entró en un ocaso inexorable. Una década atrás, los pachuqueños tenían escasos motivos para enorgullecerse. Pero a partir del 2.000 ese nombre comenzó a sonar duro en todo el continente, gracias a las hazañas de su equipo de fútbol. En diez años, el Pachuca ganó cuatro títulos del torneo mexicano y seis internacionales, incluida una Copa Sudamericana.Y el gran protagonista de esos logros fue el portero vallecaucano Miguel Calero, fallecido el martes pasado como consecuencia de una trombosis cerebral.Para los pachuqueños, Calero es mucho más que un jugador de fútbol. Fue el héroe que les devolvió la autoestima colectiva, el conquistador que los puso en el mapa, no sólo de México sino del mundo. Estoy absolutamente seguro de que ningún político en los 500 años que tiene esa ciudad había hecho tanto por ella. Por eso es absolutamente explicable la multitudinaria despedida que el pueblo pachuqueño le dio al ‘Condor’. Quienes no entienden el fútbol deben andar aterrados con la idolatría que logró despertar Calero entre los pachuqueños y con la tragedia colectiva en que su muerte se convirtió para los habitantes de esa ciudad.Pues desaterrense. El fútbol más que un deporte es casi que una religión, capaz de desatar las más extremas pasiones. La alegría que produce en una persona el triunfo del equipo de sus amores muy pocas cosas pueden producirla. Lo mismo ocurre con el dolor que ocasiona una derrota. De hecho, hace un año vi llorar amargamente a gente muy seria y madura por la caída del América de Cali a la B. Aunque a muchos ese deporte les parezca una estupidez, sin duda es mucho mejor, y una muestra de que la humanidad en algo se ha civilizado, que un país aspire a meterle una goleada a la selección vecina y no que quiera robarle parte de su territorio.Con la ventaja de que en un campo de juego los 22 guerreros tienen las mismas armas y cualquier cosa puede pasar. Y son muchos los David que han goleado a su Goliat. Nuestro 5-0 sobre Argentina, en Buenos Aires, es una hazaña equiparable a que hundieramos un portaviones ruso con una piragua de las que surcan nuestros ríos. Los futbolistas, así suene cursi, son los carlomagnos modernos: esos mariscales que guían a sus ejércitos balompédicos a arrasar al contrario. Por eso, para la memoria colectiva de los habitantes de Pachuca de Soto, Miguel Calero permanecerá por siempre como el héroe que les dio un motivo para sentir orgullo de su origen.Miguel puedes descansar en paz. Al menos en Pachuca, eres inmortal.

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