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Bloqueos ‘humanitarios’

Además de todo, el Alcalde de Cali creó la perversa sensación entre la ciudadanía que no había nada que hacer con los bloqueos, que teníamos que acostumbrarnos a ellos y a los abusos de quienes los montaron.

14 de mayo de 2021 Por: Diego Martínez Lloreda

“Los bloqueos son una forma de violencia y hay que enfrentarlos como tal (...) Entonces el mensaje tiene que ser claro e inequívoco: no a los bloqueos. Yo he dado una instrucción muy clara: la Fuerza Pública no puede entrar en chantajes ni en una negociación entre las vías de hecho y la legalidad. La Fuerza Pública tiene que cumplir con su deber y, escúchenlo muy bien, los alcaldes y los gobernadores también tienen que cumplir su deber.”

Más claro no canta un gallo. Sin querer queriendo, con esas palabras, el presidente Iván Duque le dijo a Jorge Iván Ospina que había incumplido su deber como Alcalde al permitir que Cali permaneciera bloqueada durante casi dos semanas.

Pues al Presidente le asiste toda la razón. Ospina, desde el primer día que comenzaron los bloqueos debió ordenar a la Fuerza Pública que los desmontaran.

Pero resulta que el mandatario acuñó el bonito término de corredor humanitario y en lugar de ordenar el desbloqueo se puso a rogarle a los bloqueadores ubicados en los accesos a Cali que le dieran un ladito para poder ingresar los alimentos, el combustible y las medicinas a la ciudad.

Con ello Ospina cometió dos errores: primero, al hablar de corredores humanitarios les dio el estatus de benefactores de Cali a quienes la estaban bloqueando y, segundo, incurrió en una grave omisión al cumplimiento de la ley porque el Código Penal en su artículo 263 bis tipifica como delito el bloqueo de las vías.

Ospina actuó como el señor al que se le meten los ladrones a la casa y en lugar de tratar de sacarlos les dice que lo dejen dormir en la cocina y que ellos duerman en la alcoba principal.

Además de todo, el Alcalde de Cali creó la perversa sensación entre la ciudadanía que no había nada que hacer con los bloqueos, que teníamos que acostumbrarnos a ellos y a los abusos de quienes los montaron.

Esos vándalos responsables de los bloqueos le midieron el aceite al Alcalde y como vieron que no tenía la intención de moverlos comenzaron a torturar aún más a la ciudadanía y en muchos de esos retenes cobraban por poder pasar, sumas que iban desde los $2.000 a los $50.000.

Con lo que no contaban el Alcalde ni los bloqueadores fue con la reacción de la ciudadanía que se ‘mamó’ y salió a la calle a protestar de forma pacífica y a desmontar los bloqueos, demostrando que sí era posible hacerlo.

En la portada al Mar lo desmontaron varias veces, luego los vándalos volvían a montarlo. Pero el mensaje estaba lanzado.

Hasta que le tocó al Gobierno Nacional tomar cartas en el asunto y ordenó a la Policía diseñar una estrategia para acabar de una vez por todas esa tarea. Estrategia tan sencilla como efectiva, caravanas móviles que patrullan la ciudad desmontando los bloqueos las veces que sea necesario.

Lo cierto es que durante más de una semana Cali estuvo sitiada: sin alimentos, sin combustible y la primera autoridad del municipio, en vez de solucionar la situación, nos mandó el velado mensaje de que teníamos que apañarnos como pudiéramos.

No concibo una mayor omisión en las funciones de un gobernante que permite que sus gobernados se queden sin qué comer y sin cómo movilizarse.

Me dicen que la Fiscalía ya abrió una indagación contra Ospina por estos hechos. Ojalá este caso no termine como acabaron las decenas de investigaciones que se le abrieron al Alcalde en el pasado: bloqueados.

Sigue en Twitter @dimartillo

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