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¿Es usted nomofóbico?

Si usted siente ansiedad y siente que enloquece cuando se queda sin batería, cobertura, pierde o se aleja de su teléfono móvil, podría padecer de nomofobia.

2 de septiembre de 2018 Por: Claudia Blum

Si usted siente ansiedad y siente que enloquece cuando se queda sin batería, cobertura, pierde o se aleja de su teléfono móvil, podría padecer de nomofobia, comportamiento que psicólogos califican de compulsivo y que es más frecuente de lo que se cree.

Según un estudio de una compañía de Marketing y Comunicaciones Digitales los colombianos dedicamos 40 minutos al día a escuchar radio; 18 minutos a leer; una hora a la TV; y casi 6 horas al internet, la mitad de ellas en el celular.

La dependencia del celular tiene consecuencias negativas. La OMS afirma que el 25 % de la población mundial tiene problemas de comportamiento relacionados con las nuevas tecnologías. Desórdenes en el sueño, depresión, exasperación cuando falla la conexión, desatención a actividades escolares, familiares y sociales, disminución de la capacidad de trabajo y falta de concentración, son algunos de los más frecuentes.

Otros estudios han encontrado que sostener por largo tiempo el celular en el oído hace que el cerebro asimile cantidades riesgosas de radiación y ondas electromagnéticas. Asimismo, el esfuerzo para leer en las brillantes minipantallas causa fatiga visual. Somos vulnerables a contraer infecciones por los gérmenes que recoge el celular, y el sonido permanente de mensajes, vibraciones y alertas aumenta los niveles de estrés. Esto sin contar los accidentes viales propiciados por las imprudentes llamadas y ‘chateos’ de los conductores.

El caso de los niños es incluso más preocupante. Al no estar su cráneo lo suficientemente denso ni su sistema nervioso desarrollado a plenitud, la radiación ingresa con más fuerza en su cerebro. Por eso se recomienda que niños menores de ocho años no usen celulares y que su uso hasta los 15 años sea limitado para evitarles problemas de salud. Además, para que no se alejen de la realidad, no abandonen la lectura, la música y juegos al aire libre que forman su potencial intelectual y creativo, y para que no caigan en la soledad ni se expongan a los abusos que abundan en las redes contra su integridad.

En la era globalizada y digital nadie discute los aportes de estas tecnologías para estar en contacto con el mundo, informarse, comunicarse y acortar distancias, navegar por internet, interactuar en redes sociales o registrar fotos de momentos especiales. Pero no sobra actuar con cautela. La excesiva dependencia frente al celular es el primer paso para caer en la adicción, con todos los efectos autodestructivos de toda compulsión.

Amas de casa, estudiantes, profesionales, niños, jóvenes y adultos que utilizamos estos artefactos debemos ser conscientes de los riesgos de su uso desmesurado. Si al leer este artículo reconocemos tener algún síntoma de nomofobia el primer paso es admitirlo y comenzar a dictarnos reglas de conducta para separarnos razonablemente del celular, sin divorciarnos, pero sí manteniendo una relación sostenible y saludable. No se trata de aislarnos del mundo tecnológico de hoy. Pero sí de entender que, como familiares, amigos, compañeros de trabajo o profesores, podemos ayudarnos para alertarnos sin problema cuando nos distanciemos en conversaciones, o reuniones laborales, sociales o familiares. Si no asumimos responsablemente el uso del móvil se agravará esa nomofobia que ahoga a la gente en el mundo virtual, mientras la aleja de su entorno social y físico más real, directo, vital y humano.