Ciudad fantasma

Al comienzo de su campaña política, Wilson Ruiz habló de Cali como una ciudad fantasma, llena de miedo, donde la gente se escondía, por vivir en una ciudad peligrosísima. Él prometía, entonces, salvarnos y ‘revivir’ a Cali. En el programa de Oye Cali le reclamé por ese calificativo ‘ciudad fantasma’ que, por decirlo suave, era totalmente equivocado. Porque la ciudad, en la noche, por ejemplo, es un hervidero de gente en la calle, en los sitios de diversión. Qué decir de la cantidad de personas que asistieron al Petronio ¿ciudad fantasma? Y las que caminan por el Bulevar, ¿ciudad fantasma? Por nombrar solo dos lugares.

Porque el que haya inseguridad no es excusa para deformar los hechos y crear escenarios imaginarios de donde nos salvarán. Claro, si asusto, prometo ‘salvación’ y seré el elegido. Traigo a colación el calificativo de Ruiz a Cali porque en el conversatorio de los candidatos a la Alcaldía con la juventud, parece que movidos por el slogan de ciudad fantasma, sus escoltas ‘vieron’ fantasmas en el recinto y reaccionaron con una actitud prevenida que claro, contaminó el ambiente. Si yo vivo en una ciudad fantasma, me imagino, veré muchos fantasmas.

No es una ironía ni va contra Ruiz. Pero es importante hablarlo porque en Exposer de Coomeva (magnífico, por cierto) todos los conferencistas, todos, repitieron lo mismo. Nuestra actitud crea el resultado de lo que vivimos. Lo que supongo se realiza. Si seguimos repitiendo lo inseguro, lo malo, lo negativo, creamos esa ciudad desastrosa. El alcalde no ha sido nada acertado, pero créanme que el mal ambiente y la percepción ciudadana de desastre le ‘ayudan’ a que cada vez sea peor. Se disfruta hablando mal de Cali, parece una competencia para quien exprese lo peor y la desprestigia.

Como se ‘odia’ a Petro, ni siquiera se hizo un reconocimiento real de la Cumbre sobre drogas, con presidentes y cancilleres a bordo. Tantas cosas positivas que hubo en el fin de semana, pero solo se le apunta a lo negativo. Como expresó Pilar Sordo, si al levantarte ves la nube negra en el cielo, y supones (supones) será un día horrible, ya será horrible. Lo programas mentalmente: te vistes para un día horrible, te alimentas para compensar un día horrible, trabajas en un día horrible.

La psicología es una ciencia, debe salir de los consultorios, no para ser manoseada por periodistas que convierten las salas de redacción en consultorios salvajes, sino orientando a las personas para tener una mejor calidad de vida. Coomeva debería mandarles de regalo a los candidatos copia de las conferencias para que trabajen salud mental y realidades. Allí existen planteamientos interesantísimos sobre cómo manejar el estrés, la felicidad, el día a día, la angustia y ansiedad, las diferencias físicas. Porque es claro que lo que supones, sucede. Sí, ya sé que estarás diciendo y “por qué si supongo que me voy a ganar la lotería, no lo consigo”, porque es el manejo de tu actitud, lo que marca la diferencia. No es desear que, desde afuera, alguien cambie tu vida. Ni marido, ni hijos, ni trabajo, ni padres, nada externo cambiará nuestra existencia. No más de afuera para adentro. La actitud es la llave mágica que hace la vida diferente. Somos energía y resonamos en lo que imaginamos. Entonces usted decide si vive en una ciudad fantasma.