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Vivir el duelo y no perder la esperanza

Hoy me encantaría dejar de sentir miedo, me encantaría salir y abrazar con mucha fuerza a todos en total silencio y dejarle sentir al otro con ese sencillo gesto, que lo necesito y que me ofrezco a acompañarlo si lo necesita

5 de mayo de 2021 Por: Catalina Morales Llanos

La mañana de hoy es distinta. Muchos tenemos tanto por contar, cada uno desde nuestras posiciones, perspectivas, creencias o vivencias. A pesar de nuestras diferencias tengo claro que hoy estamos más cerca que nunca. Siento que el dolor nos une y en eso creo que coincidimos todos. Lo que hemos escuchado, sentido, visto y vivido en los días desde el pasado miércoles 28, especialmente en las últimas noches de esta ciudad, es algo que nadie quiere que se repita.

Hoy en Cali amanecemos después de nuestro séptimo día de protesta pero la sensación, a diferencia de los días pasados, es muy diferente.
Siento que lo de las últimas dos noches, sin saber si aún falta lo más difícil, ha sido demasiado. Qué incertidumbre.

Hoy no podemos levantarnos como si nada hubiera pasado -y espero que no sea así- porque esta crisis social que ha vivido por décadas esta ciudad no merece ningún tipo de indiferencia. Confieso que en mis 16 años de carrera profesional, que he dedicado para aportarle a la transformación social de mi país, nunca había vivido la desesperanza. La noche del lunes la comencé a vivir y con mi hijo al lado -quién desde antes de ser concebido ya era mi inspiración para trabajar por una Colombia distinta- escuchaba una ciudad que se desboronaba junto a mí y, simplemente, ya no pude hallarle una explicación lógica a lo que está sucediendo.

A pesar de las divisiones en las que estamos sumidos y este dolor de patria tan agudo que me agobia en este momento, quiero llenarme de valor para confiar en que esto jamás se repetirá, que las cosas van a cambiar. Hoy podría llenarme de mensajes positivos, invitar a la proactividad, a la “propuesta de soluciones”, o la reclamación, sin embargo, hoy no estoy para eso.

Hoy honestamente para lo único que me siento apta es para decir que no quiero más de esto, que no nos lo merecemos, que, si somos víctimas de la frustración, la desesperanza, el rencor, el dolor e incluso del odio, anhelo que todo podamos transformarlo. Hoy me encantaría dejar de sentir miedo, me encantaría salir y abrazar con mucha fuerza a todos en total silencio y dejarle sentir al otro con ese sencillo gesto, que lo necesito y que me ofrezco a acompañarlo si lo necesita.

Hoy quiero darme el espacio para hacer mi duelo por todos nosotros, por todos los que nos estamos matando, por el dolor que nos estamos generando, por el miedo que nos estamos contagiando. Desde este espacio que hoy es tan importante para mí, puedo afirmar con total convencimiento que los colombianos nos merecemos más de lo que nos han enseñado a imaginar, nos merecemos todo sin importar en donde estemos, nos merecemos reconocernos sin diferencias, nos merecemos un país en donde la esperanza se convierta en hechos reales.