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Votar o botar en blanco

En las atípicas elecciones del 1 de julio puedo abstenerme, votar en...

13 de junio de 2012 Por: Carlos Mejía Gómez

En las atípicas elecciones del 1 de julio puedo abstenerme, votar en blanco o sufragar por uno de los tres candidatos inscritos.1. Abstención. Los abstencionistas ganan siempre en este país que acumula tanto rencor contra los políticos y lo público. Pienso que siempre hay que votar, en cualquier sentido, para honrar el derecho y el ‘deber’ de elegir y ser elegido. Es preferible perder que perderse en la nada (voto, luego existo): quien no vota se declara muerto ante las instituciones y pierde autoridad para luego criticar. Al abstenerse se incurre en una contradicción palmaria: no voto porque no me gusta lo que hay pero, al abstenerme, favorezco, precisamente, eso que tanto repudio. Sé que muchos dicen que entre las ‘mangualas’ partidistas y las del PIN y el MIO no hay mayor diferencia y que sólo resta arrojar la política a la basura. Pero ocurre que la política sigue viva: sólo nos queda escoger.2. Voto por cualquier candidato. No podemos votar por fantasmas, ni por arcángeles, ni por seres ideales que no se inscribieron. Las normas establecen unos procedimientos y lo lógico, lo legal, lo cívico, lo institucional, consiste en votar por Ubeimar, Francined o Arbey (nombres, además, para enmarcar). Votaré por Ubeimar Delgado por ser el candidato que acordaron los partidos de la Mesa de Unidad Nacional y porque ha permanecido en una incesante actividad político-social por más de 40 años.3. Votar en blanco. El voto en blanco es una opción legal, un derecho legítimo. Suele representar la inconformidad hacia los candidatos inscritos o hacia el procedimiento para su designación. Su potencial efecto político consistiría en que si obtiene la mayoría del total de los votos válidos emitidos habría que repetir las elecciones con candidatos diferentes. Hace unos años en Cartagena alcanzó más de un 40%. Y en Susa (Cundinamarca) y en Bello (Antioquia), ganó. Pero, en Bello, una importante ciudad de 500.000 habitantes, ¿qué ocurrió?: el que perdió frente al voto en blanco venció luego en cuerpo ajeno. La razón es simple: la política no se hace sola: siempre ganan los que la hacen (el ser) y no los que quisiéramos que la hicieran (el deber ser). Aunque seguramente aumentará, no creo, ni de lejos, que el voto en blanco pueda superar los votos sumados de los tres candidatos en lisa. En todo caso, ¡ojo!: las siguientes reflexiones van para quienes militan en la Unidad Nacional. Un alto caudal de votos en blanco se entenderá contra el acuerdo que escogió a Ubeimar Delgado y dejará una sensación favorable (un triunfo moral) a Francined Cano, así éste pierda.Pero, además, la remota posibilidad de que el voto en blanco triunfara implicaría: 1) Que habría que desembolsar otros $20.000 millones para unos nuevos comicios; 2) Una de dos: o ganarían los mismos, si se volvieran a unir, con lo cual se habría ‘botado’ el voto o se daría un respiro al MIO y al PIN para prepararse mejor con candidato propio (ya que Francined Cano fue prestado e improvisado). Lo más seguro sería esto último debido a que no creo posible que vuelvan a coincidir en un nuevo candidato cinco partidos y dos movimientos de opinión.En consecuencia, debe tenerse claro que el voto en blanco, en esta oportunidad, significará un implícito apoyo al PIN y al MIO. Si se quiere esto, vaya y venga. Pero sé de muchos que no lo quisieran así aunque predican el voto en blanco porque están inconformes con los tres candidatos o con la manera como fue acordado el postulante de la Mesa de Unidad Nacional. Mucho cuidado, pues, para que el voto no se bote o para que, con el romántico y lírico voto en blanco, no nos salga el tiro por la culata a quienes somos conservadores, liberales, de la U, de Cambio Radical o del Verde, de la ASI o de la Aico. Usted decide.