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Bailando empieza el año

1. Todo comenzó bailando. Un año que llega y otro que se...

18 de enero de 2017 Por: Carlos Mejía Gómez

1. Todo comenzó bailando. Un año que llega y otro que se va. Ya era hora de que el 2016 desapareciera. Entra ahora el misterioso 2017. Todos los pronósticos se contradicen entre sí. El Gobierno dice que será un año de recuperaciones, de mayor empleo, de menor inflación, de mejor productividad, de más alta inversión nacional y extranjera, de resurgir exportador. Y de estabilidad en todo sentido, merced al veloz ingreso de la paz. Y a pesar de la tributaria.El 31 de diciembre bailaron los de la ONU. Perdónenlos porque no sabían lo que hacían, en qué situación se encontraban, en qué momento estaban en este país desconocido y curioso. Un país que se dice feliz, una nación con 4.000 ferias y reinados al año. Entonces, ¡a bailar! ¿Así será la paz?: no estoy seguro de que esto vaya a ser un baile. Pero tampoco creo, como algunos han temido, que sea la debacle. Insisto: tenemos 500.000 hombres en armas institucionales y somos cerca de 50 millones de habitantes para confrontar una guerrilla desarmable y con ganas de vestirse de política.2. Y asoma la campaña 2018. Algunos no quieren inhabilitarse y comenzarán a renunciar en febrero. El Presidente conformará el gabinete de campaña. Poco más de un año para elecciones implica que comenzarán a saltar patos al agua. Todo y todos se mueven. Veamos algunos escenarios. a) El primero ya se conocía desde hace tiempos. Se trata de Vargas Lleras. Se pensaba que sería muy complejo su reemplazo: los seguidores del Vice querían que su reemplazo fuera de Cambio Radical; otros decían que debía ser del mismo partido del presidente Santos, la U o, al menos, alguien de la Unidad Nacional. Solución: ni lo uno ni lo otro: alguien sin partido conocido. La lotería cayó en manos del general Óscar Naranjo. Primera vez que gana algo la apoliticidad. ¿Qué tal Naranjo? Pinta bien para las funciones que le serán asignadas: cultivos ilícitos, guerra a las bacrim, fortalecimiento del posconflicto, claro. Naranjo, ni pintado. Con una ventaja: será neutral en la campaña por no ser siervo de nadie ni enemigo de ninguno de los grandes líderes o formaciones nacionales. No es fácil concretar la fórmula presidencial ganadora. Una posibilidad, casi mágica, sería una alianza de Vargas y Álvaro Uribe con vicepresidencia para Iván Duque. b) El otro candidato fuerte podría ser Humberto de la Calle. ¿Sus patrocinadores?: el propio Presidente con la U y el Partido Liberal. Y los demás de la Unidad Nacional porque de otra manera se sacarían los ojos entre sí. Esto descartaría a los galancitos, a los benedicticos y similares. Además, las propias Farc y los demás del Acuerdo de La Habana lo verían bien.c) ¿Quiénes más? ¿Conservadores?, con ganas pero, ¿con quién? Izquierda dividida entre polistas (Clara López y Jorge Robledo) petristas, farianos, claristas (de la López), Teodora (no, por piedad), cepedistas (que no ce-peda más). Neutrales de corte fajardista. En fin: un trocito de torta para cada quien.Pero hay que esperar porque nunca se sabe por dónde salta la liebre en las vísperas.3. Y la locomotora Trump. En Latinoamérica: ojo Cuba, México, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador. Y, en Colombia: ojo (para la ‘paz’) con el narcotráfico, la coca y las solicitudes de extradición.