Música y Brigitte Bardot
En estos días, angustiado por que el País eligiera (o reeligiera) un...
En estos días, angustiado por que el País eligiera (o reeligiera) un Congreso pésimo como el actual y creo que así ocurrió- he dedicado más tiempo a oír música y a leer siquiera parte de los libros que esperan que el dueño les permita cumplir la finalidad que tienen; en ambas cosas triunfé ampliamente.En materia de música conseguí en Amazon algo que no esperaba: seis grabaciones de Rafael Puyana, uno de los pocos artistas de talla internacional que ha tenido el país; tres de ellos son lujosos álbumes con el correspondiente cuadernillo de más de 50 páginas en las cuales el interprete relata la investigación que llevó a cabo para encontrar las partituras, varias de ellas inéditas, y describe los preciosos instrumentales que utilizó, ambos de su propiedad: un harpiscordio (¿clavicémbalo?) del siglo XVI y un virginal, copia de otro del siglo XVII.Esta música maravillosa, impecablemente interpretada, se remonta a las épocas Tudor y Jacobina en Inglaterra (un CD) y a la música del sur de Europa -España y Portugal- (2 CD); adicionalmente el cuarto CD se ocupa de la edad de oro de la música para harpiscordio, y el quinto de las obras maestras del barroco y música de J.S. Bach y de dos de sus hijos, J. Christian y W. Friedemann.Para los melómanos mencionaré cuatro adquisiciones magníficas: las óperas de R. Strauss (24 CD); la obra completa de Verdi (75 CD); el cofre de música antigua del famoso sello Deas Alte Work (51 C.D); el cofre (50 CD) de otro gran sello, Erato; la edición de Mussorgsky (14 CD); la de Boradin (10 CD) y la de Weber (4 CD).Con esta artillería trataré de mantenerme alejado de la politiquería y tener a raya los malos pensamientos sobre la política y los políticos colombianos.Algo me reí con dos columnas de El País; la de Luis Guillermo Restrepo que después de gastar el 90% del espacio para referirse a todo lo malo de nuestro Congreso y de sus integrantes terminó ¡invitándonos a votar! La segunda (¿Londoño?) era de una resignación democrática y sociológica: el Congreso es la imagen del país y no puede sorprendernos encontrar en él a mafiosos, narcos, paramilitares y corruptos, pues esa es Colombia.Imaginarán los lectores el entusiasmo electoral que me produjeron estos escritos: ¡No voté!Regresando a la música señalo que el sistema de cofres y no de estuches ha abaratado los CD en forma importante: creo que toda la música que atrás mencioné la adquirí con un costo de más o menos US$3.50 cada disco.Cuando no leo ni escucho música (ambas cosas no las puedo hacer a la vez) dejo vagar mi imaginación ya entrada en años, en asuntos similares pero extraños. Es así como llegaron a mi mente viejas canciones españolas que mis tías Cortés Gregory -que habían vivido como 14 años en Barcelona- cantaban de vez en cuando. De la misma manera y cuando leí hace unas tres semanas que Brigitte Bardot, uno de mis ídolos de juventud había, cantado hace 25 años, en París, la Guabina Chiquinquireña en español, recordé el evento y ahí mismo logré una traducción al francés, que publicaré en otra columna, ¿Cómo se dirá Cuchipe?