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¿Muere la D?

Siempre hemos molestado a los costeños porque se comen la S en...

23 de agosto de 2015 Por: Carlos Lleras de la Fuente

Siempre hemos molestado a los costeños porque se comen la S en la penúltima sílaba de todas las palabras, lo que ocurre también a los andaluces; conocido lo anterior ya se puede descifrar sin riesgo de error el enredo verbal: “pecado” es pescado (¿cómo diferenciarlo?); también, por supuesto, hacen desaparecer la S final: conteste (s), ladrone (s).Pero pueden acusarme los co(s)teños del desaparecimiento de la “d” en el altiplano cundi-boyacense: “usté(d), volvé(d), salí(d), paré(d), sumercé(d), ciudá(d), bondá(d), bestialidá(d), brutalidá(d), irresponsabilidá(d), perpetuidá(d), ancianidá(d), juventú(d), salú(d), etc… Una de las características del tema es que la “d” se reemplaza por el acento en la última vocal y todo ello ocurre con más frecuencia con las vocales “e” y “a”.Recordemos que la Academia de la Lengua Castellana, en su peor momento expulsó la “elle” del abecedario y por lo tanto, de los diccionarios, las listas de teléfonos, etc…Durante años maravillosos y después de pasar 20 páginas de L, llegábamos a tres de la Ll donde aparecíamos los Lloreda, Llorente, Llano, Llaña, Lleras, Llosa y Llinas y en los diccionarios llave, lluvia, llanura, llamada y pocas otras. En ambos casos eran unas páginas nobles y la gente se cuidaba de pronunciar o escribir ese sonido barroco con “ye” como los argentinos que nunca han hablado un buen castellano y que a punta de tangos y buenos lomos angus ayudaron a confundirnos y a maltratar no sólo la pronunciación, sino la historia.El ciudadano no conoce el sonido “Ll” y por lo tanto, y sobre todo los Lleras, hemos pasado al olvido de las actuales generaciones. He recibido llamadas telefónicas para Carlos Yeras y siempre digo que aquí no vive, lo cual no obsta para que vuelvan a llamar al mismo personaje, ocasión en la cual suelo preguntar al interlocutor si estudió en el colegio historia de Colombia con respuestas varias como que no, que sí, que no recuerda. El problema es, como ha sido desde hace varios años, el que generó el Ministerio de Educación, o de mala educación, al eliminar la enseñanza de tan importante materia, lo que da lugar a una pregunta pedante: ¿conoce usted los nombres de los presidentes del Frente Nacional?¡No! Es casi siempre la respuesta que puede ser seguida por otra: ¿ha oído hablar del apellido Lleras?“Me suena, me suena”.Vanidad de vanidades: la verdad es que la mala educación, los argentinos y la Academia de la Lengua se juntaron para que me llamen Carlos de la Fuente (que es más fácil de pronunciar), o Carlos Higuera o, lo más repelente, señor Carlos.En forma poco elegante he tratado de comparar la letra “d” y su desaparición en el habla popular con mi protesta por la muerte de la Ll que sí tiene responsables y es más grave.Pero, por último, agreguemos otro fenómeno relacionado con la “d”, objeto principal de esta columna y él consiste en la paulatina desaparición de nuestra cuarta letra del abecedario, de la penúltima sílaba de ciertas palabras, lo que podría ser también un fenómeno costeño y andaluz como el que ya citamos respecto de la “s”.En efecto, la “d” murió en: desnuca(d)o y posiblemente también en la primera letra: (d)esnuca(d)o, desventura(d)o, asesina(d)o, incapacita(d)o, opera(d)o, desenfrena(d)o, decapita(d)o, descentraliza(d)o, etc…Como puede verse en los ejemplos, nuestra letra en peligro que también desaparece en la penúltima sílaba, está estrechamente vinculada a temas trágicos como accidentes, demencia, mala suerte, pobreza, enferme(d)a(d), etc… ¿Por qué ocurrió esto? ¿Se trata de alguna maldición lanzada “urbi et orbi” contra los detractores del castellano por parte de las entidades que lo protegen, como la Academia Colombiana de la Lengua Castellana, o el Instituto Caro y Cuervo? No lo sabemos pero lo celebramos aún cuando podría ser un castigo por el asesinato de la ll. Como dato curioso, recordemos que “do” no es la primera letra de la escala musical, como ocurre en español; en los países desarrollados es la “A” que corresponde a la tecla “la” de modo que la “d” bajo a la tercera tecla que corresponde a “do”. !Qué persecución!