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Cuando enloquece el director del manicomio

En esta hipótesis, que en Colombia se vuelve realidad con enorme frecuencia,...

16 de febrero de 2014 Por: Carlos Lleras de la Fuente

En esta hipótesis, que en Colombia se vuelve realidad con enorme frecuencia, hay poco para hacer, pero veamos un caso que encontramos a mano.El Consejo de Estado (que ojalá sea redimido de sus culpas por su nueva Presidenta) dictó el más estúpido fallo de los últimos tiempos que supongo que ha generado alarma en el mundo entero.En efecto el gobierno de su majestad Isabel II está resultando responsable de los daños causados a Alemania y sus habitantes por la RAF y por tanto deberá indemnizar a las víctimas alemanas de la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué los aliados no tuvieron en cuenta que los cuarteles del Ejército y la Gestapo estaban en las ciudades y por lo tanto no deberían atacarlos puesto que la población civil sin duda sufriría? por supuesto que también debería responder el gobierno de Alemania Federal por no haber cambiado de lugar tales objetivos. Este ejemplo, para no hablar de las acciones de Estados Unidos con sus permanentes bombardeos en Libia, Afganistán e Iraq sirve para dejar en claro que el eminente Consejo de Estado de un paisito con complejo de superioridad como es Colombia (ver y escuchar la presencia de J. M. Santos en Naciones Unidas, etc…) ha resuelto ‘urbi et orbi’ que los países víctimas del terrorismo deben indemnizar a las víctimas de esta lacra pues, en la actualidad, sus gobiernos son los culpables del terrorismo que destruye la infraestructura y ciega la vida de los pacíficos habitantes, por mantener la Policía y el Ejército en las ciudades, o no cambiar de lugar las oficinas públicas y entres ellas los servicios secretos, etc… El poder judicial, en concepto de muchos, se está hundiendo en el barro día a día: ya no sólo son jueces prevaricadores y fiscales ineptos, sino que son los tribunales y las Altas Cortes las que nos van creando esa sensación de inseguridad que a todos afecta.El Consejo de Estado ha revolucionado mundialmente el alcance de la ley al otorgar un impensable apoyo a la guerrilla y a otros terroristas al expresar, en sentencia maldita, que tales bandidos no deben preocuparse por sus víctimas pues ellas son víctimas del Estado colombiano; que sigan, pues, asesinando civiles indefensos pues cuentan nada menos que con el respaldo del Consejo de Estado.¿Y qué decir de un funcionario indigno, entre tantos iguales, que desde la Alcaldía de la capital se apropia del espacio público sin que nadie diga nada y, además atenta en forma canalla y por consejo de sus abogados a quienes yo en algún momento consideré respetables pero que sólo son unos tinterillos despreciables, la acción de tutela, uno de los logros más importantes de la Constitución de 1991 que buscó que las clases más necesitadas tuvieran la protección de la administración de justicia sin la intervención de tanto tinterillo o exfiscal o exmagistrado del Consejo de la Judicatura, quienes, obviamente, no hacen nada gratis?Pues lo que ha logrado el Parlanchín de la Plaza es poner en riesgo la supervivencia de esa gran herramienta de la democracia que no se construyó para lagartos politiqueros de mala fe sino para ciudadanos honestos. Es hora de que alguien haga algo para salvar el país que cada día se hunde más en las arenas movedizas de la corrupción; pero, ¿quién? Yo declararía un estado de emergencia para sacar adelante una verdadera reforma judicial que permitiera, por ejemplo meter a la cárcel a Petro, bicho dañino y peligroso y entregar la administración de justicia a gente honesta y trabajadora.No tengo espacio para tocar el tema de los jueces prevaricadores que desde Fusagasuga (!), por ejemplo, se ocupan de los problemas de la Costa Atlántica con el fin de poner en libertad a los mafiosos. Y Santos, ¿qué? Otros cuatro años de horror nos esperan.