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Adolfo Suárez, giras, viajes, música

Cuánto le debe España al ya fallecido Duque de Suárez, Grande de...

6 de abril de 2014 Por: Carlos Lleras de la Fuente

Cuánto le debe España al ya fallecido Duque de Suárez, Grande de España, Caballero de la Orden del Vellocino de Oro, etc… Pero todo eso no son sino arandelas para un hombre brillante y valeroso a quien tuve la ocasión de conocer y oír hace muchos años y respecto del cual recomiendo leer el libro de Javier Cercas, Anatomía de un instante.Creo que a comienzos de la década de los 80 o al final de los años 70 hizo Suárez una gira por Latinoamérica y conversó con la mayoría de los presidentes de estas cuasi repúblicas. En el caso de Colombia quiso reunirse con mi padre y lo esperé para recibirlo en la puerta de la casa y acompañarlo al escritorio donde tomó asiento en frente de mi padre a quien hizo una maravillosa exposición del manejo que iba a darle al difícil problema de las autonomías, especialmente respecto de Cataluña y el País Vasco.Era un expositor nato, claro y preciso e impresionó favorablemente a Lleras quien siempre lo recordó con estima y admiración, y ni para qué hablar de mí. Todos los honores que se le han brindado son pocos comparados con su labor de estadista.Dejo de lado esta vivencia muy personal para hablar de un reciente descubrimiento: la ‘Librería- Galería-Café’ Lavina de la Carrera 5 No 26C -06 en la Macarena (Bogotá) y en frente de las Torres de Salmona donde su dueño, un verdadero bibliófilo, atiende con vasto conocimiento del oficio a sus clientes; no es “otra librería“ si no una donde pueden encontrarse libros raros y curiosos, como solía llamarlos el Boletín Bibliográfico, y Cultural de la Luis Ángel Arango, en épocas remotas cuando yo colaboraba con pequeñas notas bibliográficas que cumplidamente me pagaban rodos los meses a razón de $150.oo cada una. Pues bien, mi amigo Hernando Téllez encontró en este acogedor rincón dos obras que también obtuvo para mí: Una biografía semi novelada del gran bailarín Nijinsky, quien no tuvo igual durante el siglo XX y que vivió una enorme tragedia con su homosexualidad manipulada por el empresario Diághuilev, primero en el ballet Mariinsky (San Petersburgo) y luego en los ballets rusos que tuvieron una sede no oficial en Montecarlo. Terminó este gran artista en un manicomio después de una agitada vida. El libro es curioso porque no es usual que un colombiano (Carlos Luis Torres Gutiérrez) haga una investigación de años sobre un extranjero, en este caso un bailarín ruso y acaba hundiéndonos en una biografía de éste, acertada en casi todo su desarrollo.Quiero referirme con detalle a Bernardo Espinosa Escallón, miembro de la alta clase bogotana y algo así como tío tatarabuelo de los Vargas Lleras, quien en un diario que denominó Un libro un viaje, nos describe su viaje a París, con esposa e hijos, efectuado en 1883 y que se extendió por 6 u 8 meses durante los cuales vivió “a todo taco en París” y, como lo hacían los adinerados, he de suponer que vendía fanegada tras fanegada en la Sabana de Bogotá o recibía cuantiosos ingresos de sus negocios: grandes propietarios y comerciantes conformaban buena parte de la dirigencia colombiana.Espinosa detalla su salida de Bogotá hacia Honda, la bajada por el rio Magdalena y el horroroso viaje a Francia en un pequeño buque que mantuvo enferma a la familia durante casi 20 días.Hace él una relación minuciosa de todas sus actividades, desde salir a caminar hasta efectuar unos pocos y cortos viajes en coche aún cuando para él la Ciudad Luz era como para Miguel Antonio Caro la Sabana de Bogotá. Sorprende la poca atención que le da a la vida cultural de Francia y la no mención de su esposa ni de sus hijos, todos incluidos en la primera persona del plural.El espacio o el no espacio me obliga a detenerme aquí, pero continuaré pues para muchos colombianos es como la historia de su propia familia.