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Pasemos a los hechos

Hoy escribo para invitarlos a pasar del dicho al hecho a pesar de que la sabiduría popular nos advierta que entre ambos hay mucho trecho.

20 de enero de 2022 Por: Carlos Jiménez

Hoy escribo para invitarlos a pasar del dicho al hecho a pesar de que la sabiduría popular nos advierta que entre ambos hay mucho trecho. Los dichos son de Joe Biden y de Iván Duque, quienes en la pasada Cumbre del clima de Glasgow dijeron cosas verdaderamente admirables. Ambos reafirmaron su compromiso de lucha contra el cambio climático e hicieron declaraciones igualmente importantes.

Biden dijo que los bosques y las selvas son “sumideros naturales” que permiten recuperar por lo menos “la tercera de parte de las emisiones de carbono” y que su gobierno está dispuesto a apoyar a los “países en vías de desarrollo” dispuestos a “atajar la deforestación” y a promover “la conservación y la restauración de los mismos”.

Duque dijo que se propone alcanzar en el 2030 una reducción del 51% de las emisiones de carbono en el país y que habiendo ya plantado 120 millones de árboles pretende alcanzar la cifra de 180 millones cuando termine este año su mandato.

Contando con estos compromisos solemnes paso a proponer la puesta en marcha de dos grandes planes. El primero es el de atajar la deforestación del Chocó rescindiendo los contratos tanto de las compañías forestales como de las mineras que están acelerando de manera irresponsable la deforestación de unas selvas, dotadas de una biodiversidad portentosa.

Sé que el poner fin a esos contratos cuesta mucho dinero, pero la necesidad y la urgencia de hacerlo para salvar a las que también son sumideros naturales de CO2, permite pedirlos a un presidente como Biden, decidido a apoyar la lucha de los países en vías de desarrollo contra la deforestación.

La otra propuesta es la de construir el ferrocarril Cartagena / Buenaventura que, aparte de sus enormes beneficios económicos, contribuirá notablemente a alcanzar en 2030 la meta fijada por Duque de reducción de un 51% de nuestras emisiones de CO2. El tren es sin duda alguna mucho menos contaminante que el camión y el automóvil.

Este proyecto exige más dinero que la ruptura de los contratos del Chocó, pero la clave de su financiación está de nuevo en la Cumbre de Glasgow. En el marco de la misma, Biden planteó extender al mundo Build Back Better, un ambicioso programa pensado inicialmente para reconstruir la deteriorada infraestructura física de los Estados Unidos.
Por lo que cabe esperar que gracias a él podamos financiar un ferrocarril que tendrá un salvífico impacto medioambiental.

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