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La semana pasada se realizó una ceremonia en la sede de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Bogotá que pasó prácticamente desapercibida para los medios informativos. Y se comprende.

5 de mayo de 2017 Por: Carlos Jiménez

La semana pasada se realizó una ceremonia en la sede de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Bogotá que pasó prácticamente desapercibida para los medios informativos. Y se comprende. ¿Por qué habrían de prestarle atención a un evento tan poco o nada estridente como el ingreso ritual de un matemático en una academia? Hombre, si hubiera sido el intercambio de ‘quihubos’ y ‘hello’ en un restaurante de la Florida tan caro como mal afamado, de dos o quizá tres líderes políticos de talla mundial… Pero, ¿que un científico sea admitido por otros científicos en una de sus más respetadas instituciones? ¡Eso no le interesa a nadie!

Y sin embargo tendría interesar y mucho -sobre todo a los vallecaucanos- que reciba tal reconocimiento un caleño como Luis Carlos Arboleda Aparicio, que no es un doctor más entre el montón que presumen de serlo cuando no lo son, sino un doctor de verdad, que obtuvo su doctorado en 1980 y en el Centro Alexander Koyré de École des Hautes Éstudies Sociales de París con una tesis doctoral sobre el origen de la topología general y el análisis funcional, dirigida por René Tatón, el primer historiador profesional de la historia de la ciencia en la Francia de la posguerra. Y su posdoctorado en 1988 en el Centro de Estudios Históricos del Cisc de Madrid, con una investigación sobre la traducción inédita al castellano de los Principia de Isaac Newton hecha por José Celestino Mutis. Eso sin contar con sus estudios de posgrado previamente realizados en el Instituto de Historia de las Ciencias de Varsovia.

Títulos que han sido el sustento de su larga y fecunda tarea como profesor e investigador en la Universidad de Valle -de la cual es actualmente profesor emérito- y de su infatigable labor como promotor de la enseñanza de calidad de las matemáticas, del conocimiento de la historia de las matemáticas y del resto de las ciencias en Colombia y en América Latina. Logros a los que hay que añadir el centenar largo de publicaciones científicas en libros y revistas especializadas de primer nivel de América y Europa.

En 2007 y con ocasión del vigésimoquinto aniversario de la Sociedad Latinoamericana de la Historia de las Ciencias y la Tecnología de la que fue presidente y uno de sus fundadores, la ciudad de Puebla, en México, le nombró huésped de honor.

¿Cuándo tendrán las autoridades de Cali la inteligencia y la generosidad de nombrarlo ciudadano ejemplar?

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