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Artistas en el Chocó

Han ocurrido o están a punto de ocurrir dos acontecimientos que demuestran...

18 de marzo de 2011 Por: Carlos Jiménez

Han ocurrido o están a punto de ocurrir dos acontecimientos que demuestran hasta qué punto los artistas se interesan por el Andén Pacífico, ese al que los caleños seguimos dando la espalda, mientras su destrucción avanza implacablemente. El primero tuvo lugar la semana pasada, en Lugar a Dudas para más señas, y consistió en un conversatorio público dedicado a Chocó Base, un proyecto diseñado y puesto en marcha por el artista colombiano Fernando Arias y por el Atelier van Lieshout de Holanda. Y cuyo objetivo es abrir a los artistas que lo deseen un centro de residencia, trabajo, elaboración artística y debates en un lugar específico del vecino Chocó. El emplazamiento ya es toda una declaración de intenciones, porque supone por sí mismo un fuerte compromiso con un entorno natural inigualable por su riqueza biológica y muy problemático por la forma tan miope, como despiadada, como seguimos dilapidando esa riqueza, permitiendo el saqueo de la misma. Pero adquiere aún más sentido cuando descubrimos que el mencionado Atelier es un colectivo artístico encabezado por Joep van Lieshout y afincado en Rotterdam, que en la última década ha alcanzado un notable prestigio internacional gracias a obras y a proyectos que suponen un agudo cuestionamiento de las formas de vida y de pensamiento todavía dominantes a escala internacional. Sus dos obras más recientes son muy reveladoras del arte de este insólito colectivo. La primera es Cascade, una escultura instalada el año pasado en una plaza de Rotterdam, que consiste en una columna formada por 18 barriles de petróleo superpuestos, tan negros como el líquido viscoso que los desborda y las blandas figuras humanas que se ahogan en ese ominoso torrente. La crítica a la civilización del petróleo es evidente, aunque resulte un poco plana si se la compara con las instalaciones reunidas en el proyecto Cradle to Cradle -que esta misma semana cierra sus puertas en Berlín- que componen una caricatura sarcástica de la sociedad que se permite, tanto el tráfico de órganos humanos, como la exclusión inmisericorde de los pobres, los viejos y de todos los que le resultan anómalos. El otro acontecimiento mencionado tendrá lugar en la galería Alonso Garcés de Bogotá, donde mañana se inaugura Juegos de Herencia, un bello proyecto de Clemencia Echeverri que recupera y reivindica la esgrima practicada por los antepasados cimarrones de los actuales afros chocoanos. Sí, el Chocó también existe.

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