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SALUD

Una enfermedad difícil de entender

“No puedo creer que todos los síntomas que tengo correspondan a una sola enfermedad”.

18 de septiembre de 2019 Por: Carlos E. Climent

Este es un comentario frecuente del paciente a quien se le plantea que puede tener una depresión porque viene presentando de tiempo atrás, variados y recurrentes síntomas que no se han podido explicar, ni aliviar a pesar de las consultas médicas.

Los síntomas que causan desconcierto pueden incluir entre muchos otros: cansancio, dolores de cabeza recurrentes sin ninguna causa identificable, irritabilidad, negativismo, gastritis, colitis, recaídas frecuentes de gripas y cuadros respiratorios, insomnio o preocupaciones obsesivas absurdas de toda clase. La gran variedad sintomatológica que afecta distintos sistemas, resulta incomprensible como causada por una sola condición patológica.

Estos pacientes se muestran escépticos y concluyen que los médicos consultados son unos inútiles, o les están ocultando algo, o que tienen algo grave de difícil diagnóstico. En esas circunstancias se incrementa su indecisión y se llenan de sospechas que los llevan a una de dos alternativas: no hacer nada o cambiar de médicos con la esperanza secreta de que les encuentren “algo orgánico” para así evitarse el aceptar que sufren de una depresión. Pues hace rato concluyeron que cualquier cosa es mejor que aceptar que tiene una enfermedad mental.

Como consecuencia de todo lo anterior los 2.4 millones de personas que sufren de depresión en Colombia (una población del tamaño de Cali) se niegan a reconocer este trastorno y por ende a recibir tratamiento. En el mundo 800.000 personas mueren cada año por depresión, la mayoría de ellos por suicidio. Y cada 40 segundos se suicida una persona.

La depresión es la enfermedad silenciosa por excelencia porque el paciente se aísla. Es un trastorno médico en el cual no hay dolor físico, ni tumores, ni sangre y por lo tanto ni llama la atención ni se suele constituir en un caso de urgencia.

Una proporción importante de la población no sólo es escéptica sino que se resiste a aceptar que esta es una enfermedad real. Las razones de siempre tienen que ver con el miedo ancestral a la locura que acosa a muchas personas, que se han formado una idea absurda sobre la depresión ya sea por considerarla algo vergonzoso, o como una manifestación de debilidad o como una mentira de la ciencia médica para manipular a las personas.

La realidad clínica es que esta enfermedad afecta todos los sistemas orgánicos, empezando por el sistema inmunitario. El debilitamiento de las defensas hace que la persona que la sufre sea víctima de frecuentes procesos infecciosos, simule muchas dolencias físicas, precipite enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebro vasculares, sufra retrocesos sorprendentes frente a un cáncer agresivo en un plan de quimio o radio terapia, o durante el curso y tratamiento de una Enfermedad de Parkinson, una bronconeumonía, entre muchas otras condiciones.

Lo recomendable es que frente a esas circunstancias, se considere como una posibilidad el que exista una depresión, se confirme el diagnóstico y se inicie el tratamiento indicado.

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