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¿Por qué se arruinó este matrimonio?

Y por primera vez en muchos años se miraron a los ojos y se encontraron enfrente un/a desconocido/a.

24 de abril de 2022 Por: Carlos E. Climent

Los rasgos problemáticos de la personalidad, rara vez diagnosticados oportunamente, son la base de muchas dificultades interpersonales

Mariela tiene 55 años, está casada con Julián de 60, tienen dos hijos varones, uno de 20 y otro de 22. Las múltiples labores del hogar y la colaboración que le presta a su esposo en una muy exitosa empresa familiar, la han mantenido muy ocupada. Han tenido hasta hace poco, un matrimonio estable y han dedicado sus vidas a “criar hijos y a construir empresa”.

Mariela consulta por los problemas y desavenencias crecientes que vienen ocurriendo con su esposo desde hace un par de años cuando se quedaron solos, pues los hijos se fueron a España a estudiar y se quedaron a vivir allá.

Discuten por “todo”, su vida se ha “agriado”, no encuentran nada grato para hacer en pareja y les aburre salir pues suelen tener discusiones frente a los amigos. Se responsabilizan mutuamente de las dificultades que están experimentando, se han preguntado que es lo que está dañando el matrimonio, y han concluido que necesitan ayuda pues se encuentran en un callejón sin salida.

Varios factores agravan la situación:

La salida de los hijos de la casa dejó el muy conocido “nido vacío”, para el cual casi nadie se prepara adecuadamente. Y por primera vez en muchos años se miraron a los ojos y se encontraron enfrente un/a desconocido/a. Lo que les ocurrió es que se olvidaron de las obligaciones “con ellos dos”. Y como consecuencia la relación se deterioró sin que ellos se dieran cuenta.

Mariela, sumisa y obediente, considera que ha aguantado demasiado. Siente que le llegó la hora de disfrutar de un respeto, un reconocimiento, una validación y una independencia que nunca tuvo.

El esposo es un excelente padre y un trabajador incansable, pero es dominante, controlador, exigente, perfeccionista, obsesionado por la eficiencia, excesivamente cumplido, rígido, terco, impositivo y machista. Cuando se irrita, porque lo contrarían, puede llegar a ser grosero de palabra. Características que siempre ha tenido pero que se han ido agravando con el paso del tiempo y acerca de las cuales Mariela y toda la familia han concluido que no hay nada que hacer

Dos aspectos saltan a la vista:

1. Ninguno de los dos reconoce que AMBOS son responsables (por partes iguales) de la situación conflictiva que están viviendo. En lo que concierne a Mariela, por haber aguantado pasivamente y en silencio demasiados años sin reclamar sus derechos y sin exigir cambios. Con relación a Julián porque se acostumbró cómodamente a la tolerancia sufrida de su esposa y la utilizó a su conveniencia.

2. Nadie ha señalado con claridad que Julián tiene muchos rasgos que corresponden a un Trastorno Obsesivo de la Personalidad. Y se han limitado a definir el problema con eufemismos que no resuelven nada: “Él es así. Malgeniado…chocho…caprichoso”

Todas esas peculiaridades le han servido a Julián para triunfar en la vida empresarial, pero están al borde de arruinar lo más valioso: su relación de pareja con la mujer que ama.

Una ampliación de las características de este trastorno, serán discutidas próximamente.

AHORA EN Carlos E Climent