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“No aguanto más tu rigidez”

Cuando la intransigencia del carácter amenaza la estabilidad emocional, llegó la hora de hacer algo.

7 de mayo de 2022 Por: Vicky Perea García

Muchas personas excesivamente inflexibles son confrontadas por sus allegados por una crisis que lleva a la saturación. Cuando se rebosa la copa, hay un ataque de ira y finalmente se escucha: “No aguanto más la tiranía de tu rigidez”.

El conflicto deja al descubierto una situación crónica a la cual no se le había prestado la atención debida. Era el clásico 'secreto a voces' que había deteriorado las relaciones familiares a tal punto, que ha llevado a los familiares a buscar ayuda. Dependiendo de cada circunstancia se puede hacer énfasis en los siguientes aspectos:

NECESIDAD DE CONTROL. Las discordias más frecuentes con seres agobiados por la rigidez tienen que ver con la compulsión por planearlo todo de manera exacta y por la tendencia a molestarse si las cosas no salen como las habían visualizado. Un cambio favorable comienza cuando se dan el permiso de 'dejar fluir', es decir, permitir que las cosas sigan su rumbo sin intentar cambiarlo. Paralelamente con la aceptación de las propuestas de sus allegados, un buen día experimentan lo que significa vivir sin el peso de ser responsables de todo lo que ocurre a su alrededor.

REPRESIÓN DE SENTIMIENTOS Y AFECTOS. 'Aflojarse' en lo emocional ocurre cuando la persona entiende que el amor hay que expresarlo, pues de nada sirve sentirlo y no hacerlo saber. Muchos rígidos viven una vida estéril, cuidándose de que no se les vaya a soltar un “te amo” porque expresar sentimientos ha sido siempre considerado como un signo de debilidad y temen sentirse vulnerables con esa apertura emocional. Cuando lo único que puede pasar es que se opere el milagro del acercamiento y se diluyan los temores y las suspicacias.

SUFRIMIENTO. El rígido sufre porque tiene una vida en la que predominan las preocupaciones exageradas, porque lo critican por estar anclado en rencores pasados o porque piensa que sus hábitos molestan a los demás. Se encuentra reiteradamente en la disyuntiva de tratar de aliviar la angustia que le generan esas críticas mediante rituales (por ejemplo, ponerse bravo, justificar sus respuestas, o aislarse). Estas acciones no solucionan, sino que agravan el problema.

DIFICULTAD PARA EXPERIMENTAR PLACER. El rígido se siente mal si se siente tentado a gozar de la vida, descansar, gastar, relajarse, si se toma unas vacaciones, etcétera. El cambio ocurre cuando logra abandonar momentáneamente la severidad y se toma la libertad de 'soltar'. Entonces se da cuenta que el placer es fundamental para la efectividad y la eficiencia. Por ejemplo, ese día en el cuál partió la semana en dos y se dedicó al descanso, no solamente no pasó nada terrible, sino que mejoró su desempeño y se sintió mucho mejor.

VISIÓN APOCALÍPTICA DEL FUTURO. Solo cuando la persona rígida concluye que de nada sirve prepararse para tragedias fuera de su control (por ejemplo, la tercera guerra mundial, o un accidente o una enfermedad) empieza a abandonar la tendencia a la 'futurología trágica'.
Hablar sobre estos temas en distintos contextos, y analizar y cuestionar desapasionadamente las opiniones de unos y otros al respecto, puede aliviar los conflictos y mejorar las relaciones.

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