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Manejo del paciente paranoide

Wilson, de 23 años vive con sus padres y con tres hermanos...

3 de abril de 2016 Por: Carlos E. Climent

Wilson, de 23 años vive con sus padres y con tres hermanos mayores. Se graduó de abogado desde hace un año pero hace tres meses no sale de su cuarto. Se alimenta solo de domicilios que el supervisa celosamente, pues no recibe comida de su casa por temor a que esté envenenada. Cree que hay un complot para secuestrarlo y en varias oportunidades ha estado muy agresivo con todos los miembros de la familia, pero especialmente con la mamá que es quien lo tiene que lidiar todo el día. Los hermanos trabajan y el padre vive muy ocupado. Niega tener enfermedad alguna e insiste en que los enfermos son los demás. Varias veces se le ha sugerido ir al médico pero él amenaza con demandarlos legalmente. Situación que tiene atemorizados a los padres que no saben qué hacer.El diagnóstico es claro. Se trata de un cuadro psicótico agudo, paranoide, con delirios de persecución que requiere un tratamiento especializado de urgencia, no solo por el riesgo que semejante situación representa sino por el deterioro que conlleva para el paciente cada día que pasa sin recibir el tratamiento adecuado.El manejo de este tipo de pacientes siempre es difícil por la suspicacia, la agresividad, la negación y las amenazas. Pero en el caso particular varios factores aumentan la dificultad:* El temor inconfesable de ambos padres (que lleva a la negación) sobre el problema del hijo.*La falta de claridad contundente sobre el diagnóstico y el pronóstico que “aterrice” a los padres sobre la verdadera naturaleza del grave trastorno mental.*Cada vez que el paciente tiene sus breves momentos de lucidez, los padres respiran esperanzados y se hacen la ilusión de que su hijo está mejorando de manera espontánea. Es decir piensan con el deseo. “Si no lo contradecimos, no tendremos que hospitalizarlo”.*Cuando la irracionalidad reaparece, los padres vuelven a asustarse pero en vez de reaccionar quedan paralizados por la indecisión.*El factor más grave es la disparidad de opiniones sobre el manejo del caso, entre el padre y la madre que ha impedido tomar decisiones efectivas y acciones firmes. La madre (por momentos) quiere hospitalizarlo pero el padre, refugiado en su trabajo, dice que él no va hacer nada en contra de la voluntad de su hijo porque no quiere echárselo de enemigo. Ella, sin convicción ni respaldo, trata de enfrentar una situación clínica que la supera, pues dice que tampoco ha encontrado ayuda profesional.La falta de una intervención oportuna ha llevado a un agravamiento del cuadro psicótico y a un incremento de la negación.Lo que esta familia debe tener claro es que no será merced al razonamiento lógico que se lo va a convencer de la importancia de recibir tratamiento. Porque se trata de una persona irracional con la cual-por definición-las discusiones lógicas no son posibles. Lo que se requiere es entender que lo que iniciará el proceso de recuperación, e impedirá un mayor deterioro, es que los padres se pongande acuerdo en una acción firme a tomar pues la psiquiatría moderna tiene la solución para estos casos.

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