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Inestabilidad emocional, impulsividad y vacío crónico

Uno de los trastornos médicos más difíciles de diagnosticar es el “borderline”...

27 de abril de 2014 Por: Carlos E. Climent

Uno de los trastornos médicos más difíciles de diagnosticar es el “borderline” que se caracteriza por inestabilidad emocional, impulsividad, esfuerzos desesperados para evitar el abandono, problemas de identidad, amenazas suicidas recurrentes, gran sensibilidad para descompensarse frente al estrés y sensación de vacío crónico, entre otros síntomas.La Locura Lúcida* describe tres importantes trastornos mentales: el “borderline”, el narcisismo y el antisocial que tienen el común denominador de una aparente normalidad. En esta columna se describe uno de los integrantes de la trilogía. En entregas subsiguientes se describirán las restantes.El “borderline” se ha ganado su inclusión en este libro por ser una persona que muestra conductas normales la mayor parte del tiempo, pero que en períodos de crisis actúa de manera irracional y autodestructiva. Sus acciones no son manipulativas, ni están realizadas en plena conciencia, ni son premeditadas, ni buscan un beneficio personal. En eso se diferencia de los otros dos trastornos. Puede, sin proponérselo, hacer daño a sus allegados que deben lidiar inexplicables comportamientos que no mejoran a pesar de todos los esfuerzos.Las formas más severas del trastorno “borderline” son incapacitantes, pero quienes las sufren en grados leves o moderados pueden funcionar más o menos bien en la esfera social donde aparentan normalidad. Si bien generan conflictos con quienes entran en contacto, pueden desempeñarse eficientemente en lo laboral. Pues sus fallas más protuberantes y visibles son en el campo interpersonal y en especial en el afectivo donde los asaltan los miedos al compromiso y a la vida íntima.Se trata de personas que desde muy temprano en la vida muestran dificultades y conflictos de índole diversa que se van intensificando en la medida en que los inevitables problemas de la vida cotidiana van apareciendo.Muchos de estos pacientes pasan sin mayor éxito por las manos de psicólogos, psiquiatras, neurólogos y otros profesionales, pues son diagnosticados como sufriendo de trastornos alimentarios, hiperactividad, bipolaridad, depresión, otros trastornos de la personalidad, alcoholismo, drogadicción u otras conductas impulsivas.Les administran tratamientos para cada uno de los trastornos mencionados porque no se ha hecho el diagnóstico preciso que permita no solo tratar los síntomas más visibles sino sugerir las modificaciones necesarias de las actitudes autodestructivas que son las que más interfieren en su desempeño. Aquellos que no reciben tratamiento se van aislando ante la mirada impotente de sus seres queridos que asisten a un deterioro progresivo en su funcionamiento vital.Este libro está dirigido a mejorar la capacidad de los lectores para identificar estos trastornos en sus allegados y así mejorar la comprensión de una enfermedad muy extendida pero fundamentalmente ignorada.*Climent, Carlos E. La locura Lúcida, Editorial Panamericana, Abril 2014.carlosecliment@gmail.com

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