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El más temible de los enfermos mentales

Hace parte de la vida cotidiana de muchísima gente, se suele descubrir...

1 de diciembre de 2014 Por: Carlos E. Climent

Hace parte de la vida cotidiana de muchísima gente, se suele descubrir tardíamente y siempre hace daño.Su identificación se hace difícil, no solo porque es un trastorno mental enmascarado, sino porque las definiciones (que han sido diseñadas para un grupo reducido de especialistas) son confusas y poco asequibles para el grueso de la población. En un intento por llegarle a la gente del común en un tema de tanta importancia se han obviado algunos detalles académicos. El objetivo es aclarar interrogantes sobre el más claro representante de “La Locura Lúcida”* con quien tanta gente comparte su vida sin darse cuenta. Al sociópata lo tipifica el:No amar a nadieNo distinguir entre el bien y el malNo aprender de la experienciaPrometer pero no cumplirSer insensible, imperturbable, frío e indiferente frente al sufrimiento de los demás. Tomar decisiones perjudiciales contra otros y no sentir remordimiento. Ser el rey del disimulo y el gran mago de la hipocresía. Ser un calculador meticulosoSer el maestro de la manipulación. Usar a la gente, los socios, los copartidarios, los familiares, y hasta la propia madre, para su beneficio personal. Ser el seductor de oficio, simpático y atractivo que mantiene su apariencia siempre bien maquillada. Armado con unas cuantas de estas características entra con facilidad pasmosa en la casa del ingenuo donde empieza prometiéndolo todo y termina no cumpliendo nada. Con ese sujeto, invariablemente, la doncella pierde su inocencia y la familia sus ahorros. Aún los más duros caen rendidos a sus pies para darse cuenta de la estafa, cuando sólo queda la polvareda del antisocial de marras que huyó oportunamente con el botín. Los socios se recriminan: “Yo les dije que a mí no me parecía un tipo de fiar” (Claro, “a-posteriori” es muy fácil hablar. Pero en su momento nadie abrió su boca) Tarde, muy tarde, sus víctimas se dan cuenta del error de haber confiado, y les toca aceptar con dolor que su juicio falló porque pensaron con el deseo y porque quisieron vivir la fantasía de una ilusión sin bases sólidas.Otros nunca aceptan la realidad. Esto suele ocurrir en el círculo más íntimo de sus allegados (especialmente padres y cónyuges), que siguen defendiendo al sociópata de marras aún después de haber sido reconocido como un antisocial “de libro” por todo el mundo. Algunos sociópatas, incluso desde la cárcel, continúan recibiendo el aval de estos parientes ciegos que siguen insistiendo en la inocencia de su amado. Y lo siguen defendiendo. “En el fondo….él/ella es una buena persona…”. Esta plaga ha existido desde que el mundo es mundo, está en todas partes, en todas las instituciones, en todas las comunidades y….en casi todas las familias. Quien todavía no se haya encontrado con uno de estos, que salga corriendo porque de seguro lo tiene al lado. Con estos sujetos lo mejor es poner distancia prudencial y no intentar convencerlos de nada porque-por regla general-son impermeables a las buenas razones. Lo importante es identificarlos para así protegerse de ellos.*Editorial Panamericana, 2014carlosecliment@gmail.com

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