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ALCOHOLISMO

El encubrimiento del alcoholismo

El alcoholismo es una enfermedad mortal protegida por la actitud social tolerante y la desinformación generalizada.

28 de mayo de 2019 Por: Carlos E. Climent

Para minimizar el impacto del alcohol sobre las personas y las familias es preciso poner en evidencia a los actores que contribuyen a su encubrimiento y por supuesto aprender a diagnosticarlo.

Si bien son muchas las personas que mueren anualmente en el mundo como víctimas del alcohol, en sus certificados de defunción no aparece el alcohol. Esto a pesar de que clínicamente se sabe que el alcohol juega un papel definitivo en el desenlace fatal. Esto incluye a innumerables enfermedades médicas, accidentes de tránsito, riñas y episodios de violencia. Las estadísticas ignoran también la enorme miseria humana que significa tener un alcohólico en la familia.

El ignorar el factor destructivo del alcohol se debe, entre otras razones, al desconocimiento sobre esta enfermedad y a la actitud irresponsable de una sociedad alcohólica que estimula indiscriminadamente a la gente a tomar sin importarle el daño que ocasiona. Pues no establece la enorme diferencia que existe entre el consumidor sin problemas que puede empezar a beber pero es capaz de detenerse y el alcohólico que no puede parar una vez que arranca a tomar.

Por el otro lado está el ejemplo clásico de ’el señor de la casa’que lleva varias décadas bebiendo y no ha podido controlar su ingesta, pues no admite crítica alguna. Y que se defiende con los mismos argumentos: “¿Alcohólico yo? Nooo. Si acaso me tomo un par de tragos cada noche para relajarme y unas copitas de más el fin de semana…solamente me emborracho unas dos veces al año. Pero sigo al frente de mis cosas y mi familia está bien…además´, todo el mundo toma y a los demás nadie los considera alcohólicos”.

Pero la verdad es que toma muchísimo, su vida familiar es un desastre por cuenta del alcohol y la familia en secreto lo considera un borrachín que en el mejor de los casos lo hace todo a medias. A medias, trabaja y a medias cumple con sus obligaciones familiares. Lo único que hace al 100 % es acabar con la tranquilidad de todos los que lo rodean.

La esposa, convertida en co-adicta es la víctima más cercana de su adicción, pero aprendió a convivir con sus “traguitos” y hasta lo alaba diciendo que: “es increíblemente resistente al alcohol”.

El concepto tan tradicional como erróneo ha sido - y sigue siendo que alcohólico es el individuo deteriorado que toma todos los días y que no puede funcionar en sociedad.

Para precisar el diagnóstico, basta hacerse las preguntas del ‘Manual de psiquiatría’ publicado por la O. P. S. (1):

¿A usted o a algún miembro de la familia le ha parecido que toma demasiado?

¿Alguna vez ha querido dejar de beber pero no ha podido?

¿Ha tenido dificultades en sus labores diarias a causa de la bebida?

¿Ha tenido peleas o lo han detenido estando borracho?

Una sola respuesta positiva identifica un alto riesgo de tener un problema de alcohol.

Adicionalmente preguntarle: ¿Puede detenerse después del primer trago? Si la respuesta a esta pregunta es “NO”, lo más seguro es que la persona sea alcohólica.

*Climent, C. E y de Arango, M. V. OPS-OMS Paltex N° 23, 1996

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