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El afán en el ejercicio de la medicina

El Juramento Hipocrático recuerda que esta profesión exige actuar siempre de...

6 de julio de 2015 Por: Carlos E. Climent

El Juramento Hipocrático recuerda que esta profesión exige actuar siempre de buena fe para preservar la salud y la vida de los pacientes a través de un trato de calidad, considerado y respetuoso. Si se tuvieran en cuenta tales principios se podría luchar contra la deshumanización, la prepotencia y la falta de tiempo, verdaderas plagas del ejercicio médico contemporáneo.Quien llega al médico siempre tiene una historia para contar y quiere tener el tiempo suficiente para hablar de sus síntomas y de sus circunstancias. Pero la mayoría de las veces no encuentra interlocutor que lo escuche. En referencia al ejercicio de la medicina institucional programada, paralelo con los progresos maravillosos de la medicina moderna van de la mano las legislaciones codiciosas que obligan al médico a “cumplir metas” atendiendo el mayor número de pacientes, por hora, que le sea posible.La situación anterior se agrava porque detrás de cada médico atareado está el requerimiento de llenar docenas de papeles por paciente, función en la cual gasta el 80% de su tiempo.El contacto médico-paciente se limita a una simple “intención” en la cual a duras penas el profesional mira al paciente, pues sus ojos están clavados en un computador donde debe anotar los datos destinados a nutrir el sistema que supuestamente lo va a evaluar.Como resultado de lo anterior, la consulta queda reducida a una escueta nota donde no aparecen los datos importantes para el paciente, sino los relevantes para el sistema.Para agravar la situación anterior, no faltan los médicos dogmáticos que se creen dueños de la verdad absoluta y a quienes no se puede “distraer” con preguntas.Hoy es raro encontrar verdaderos médicos que le pongan el alma a su trabajo y con la disponibilidad de tiempo para escuchar historias completas.Estas historias son indispensables para:*Completar un estudio cuidadoso y concienzudo de las quejas y las circunstancias del paciente tan esencial para el diagnóstico y para la decisión de un acertado tratamiento.*Eliminar los temores exagerados y los mitos destructivos que agravan injustificadamente la visión de los problemas de las personas.*Combatir la soledad y el silencio que se han encargado de alimentar los fantasmas que han impedido a las personas, en primera instancia buscar ayuda, y en segunda instancia de entorpecer el cumplimiento de las órdenes médicas.*Trasmitir la tranquilidad y la seguridad de que será tenido en cuenta y de que sus quejas serán escuchadas y examinadas con atención.*Dar información. Porque el desconocimiento mata más que la enfermedad.*Dar explicaciones claras y sencillas que logren vencer la resistencia natural de la gente abrumada por sus temores.*Tomar decisiones justas donde priman únicamente los intereses del paciente, no los del médico.*Hablarle al paciente clara, pausada y compasivamente acerca de su problema.*Llevar siempre un mensaje positivo, pues aún en los casos más complejos hay posibilidad de hacer un comentario esperanzador.

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