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Combatiendo la drogadicción

Las campañas suelen ser aves de corto vuelo.

11 de junio de 2017 Por: Carlos E. Climent

De tiempo en tiempo, y en respuesta al incremento del abuso de las drogas, se llevan a cabo con gran despliegue publicitario campañas que prometen disminuir el consumo en la población. Poco tiempo después de terminada la campaña se hace “una evaluación” que muestra la supuesta reducción y asunto terminado.

Las tales “campañas” suelen ser un cuento que beneficia a unos pocos, pero deja el problema de fondo sin tocar, porque las adicciones en general y la adicción a las drogas en particular son fenómenos multifactoriales extraordinariamente complejos que por supuesto requieren intervenciones serias de largo plazo. Los intentos de corto alcance, buscan un impacto mediático que solo favorece a su promotor, son inútiles y no hacen sino elevar las expectativas de una población urgida de soluciones de fondo. Por supuesto las evaluaciones del impacto de tales acciones hay que llevarlas a cabo, no por unos meses sino por años para poder determinar la estabilidad de los cambios a través del tiempo.

Las intervenciones preventivas serias son de largo aliento y deben estar reservadas para equipos de investigadores capaces de incorporar evaluaciones independientes a cada uno de los planes propuestos. Sin olvidar que ni siquiera los planes más serios han podido demostrar contundentemente su efectividad para disminuir el uso de las drogas. Por tanto poco se puede esperar de campañas simplistas en las cuales complejísimos problemas del comportamiento humano se pretenden atacar con discursos teóricos, “talleres” inútiles de fin de semana o la lectura de manuales que se distribuyen como parte del plan pero que nadie termina utilizando porque los protocolos de supervisión son mediocres.

Si realmente se pretende contribuir a la disminución del consumo, en un momento histórico en el cual éste ha desbordado las capacidades del estado y todas las fuerzas sociales, hay que recordar algunos principios fundamentales:
* Asumir posiciones públicas, críticas y valientes contra todas las formas de corrupción.
* Resaltar las condiciones humanas de aquellos que se rebelan y cuestionan la hipocresía y la mentira ya que con ello se está contribuyendo a la formación de una conciencia ética.
* Aceptar que la tolerancia de las conductas sociopáticas disimuladas, mal llamadas menores, son las que alimentan el caos social que amenaza con acabarlo todo.
* Sin perder de vista que es indispensable que exista una coherencia entre las enseñanzas de la casa y las de las instituciones educativas, es preciso entender que criar hijos saludables, que es lo fundamental, es una labor de largo aliento que sólo pueden realizar los padres y que no corresponde ni al estado ni al colegio.
* Lograr pronunciamientos serios de los adultos y los líderes sociales responsables al respecto de la necesidad de abstenerse de las drogas.
* Realizar una crítica pública contundente sobre las telenovelas que ensalzan la vida de los grandes capos de la droga.
* Rechazar los mensajes irresponsables que estimulan el abuso de drogas y otras conductas que distorsionan gravemente las mentes en formación.

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