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NIÑOS

Al respecto de la cadena perpetua para los violadores de niños

La indiferencia frente al sufrimiento ajeno tiene graves consecuencias morales.

28 de julio de 2019 Por: Carlos E. Climent

Es inevitable, en períodos electorales, la discusión sobre la cadena perpetua para los violadores de niños. Pero es necesario tener en cuenta, al respecto de esta medida que los expertos en la materia han dicho que no hay ninguna evidencia que permita asegurar que condenar a cadena perpetua a quienes sean procesados por delitos graves en contra de los niños lleve a una reducción de ese tipo de agresiones. Lo que se logra es un desplazamiento del análisis de nuestra estructura social, evitando lo importante que es atender las necesidades básicas de los niños y los adolescentes (1).

En este espacio escribí el 2 de Junio de 2019: “al otro día de publicadas la estadísticas anuales de Medicina Legal sobre el abuso sexual infantil, la inmensa mayoría no se acuerda de los menores violados cada día. Nadie parece conmoverse con que el 70% de ellos esté entre los cinco y los 14 años de edad. Ni que esa estadística haga parte del 30% que se reporta, pues del resto no se sabe nada. Ni que la impunidad en los casos reportados sea cercana al 100%. Ni que desde 2016 a febrero de 2019, 35.327 niños fueron atendidos en el ICBF por abuso sexual, mientras que otros 30.631 llegaron por maltrato físico y psicológico. Tampoco parece impresionar a nadie que la inmensa mayoría de los violadores sean familiares, conocidos, amigos o allegados al núcleo más íntimo de la familia”.

Los niños que son secuestrados, violados y asesinados por monstruos identificados constituyen no solo el revuelo mediático del día sino una rareza. Identificar a un violador y aprehenderlo es un milagro confirmado por los aterradores niveles de impunidad cuando de casos de abuso infantil se trata.

La propuesta de la cadena perpetua estaría plenamente justificada si paralelamente se atendieran las necesidades fundamentales de los niños, si se combatiera la negligencia tan generalizada hacia el abuso infantil en todas sus manifestaciones y si se redujera la impunidad que permite a los criminales de los 54 niños reportados como abusados diariamente que no les pase nada. En fin, si el Estado corrigiera su rumbo de absoluta inoperancia.

Pero la cadena perpetua en las circunstancias actuales:
*Es un distractor que ofrece una “solución” engañosa para un problema enorme profundamente arraigado en el tejido nacional.

*Trasmite un mensaje que es más aparente que real que solo le sirve al político que pretende sacarle su tajada en votos.

*Da la sensación de falsa tranquilidad, pues al encontrar, responsabilizar y condenar de manera ejemplar al monstruo causante del crimen, la gente piensa que ya el peligro pasó y se siente exonerada de toda responsabilidad, al tiempo que un problema-que es de todos- continúa creciendo.

La responsabilidad es de todos por la tolerancia frente a los comportamientos torcidos cotidianos que son el germen de éstas y todas las demás violaciones. Pero también porque esa indiferencia frente al sufrimiento ajeno, ignora las graves consecuencias morales de tal actitud.

(1) Comisión asesora de política
criminal, Febrero 2019.

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