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Instantáneas

Muy loco esto de que si amamos la vida no debemos abrazarnos, acariciarnos, besarnos ni respirarnos. Vea pues, es el amor lo que nos está matando.

27 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

Esta Navidad va por dentro.

Esta Navidad los regalos solo los trajo el Niño porque Santa, por ser población vulnerable debió cuidarse.

Por causa del cambio de rituales culturales que nos trajo el confinamiento siento que no se está cumpliendo el ciclo normal del calendario. Que no hubo Navidad y que no habrá Año Nuevo, que el 2020 y 2021 se diluyen en una dilatada agenda que aún no sabemos cuándo culmina.

Si la prioridad es proteger del contagio al pueblo colombiano es vital vacunar a la población vulnerable de venezolanos en nuestro territorio. Negarle la vacuna sería un inmenso ‘homicidio colectivo’ por razones xenófobas.

Lo más trágico es que nos estamos contagiando de distanciamiento.

Muy loco esto de que si amamos la vida no debemos abrazarnos, acariciarnos, besarnos ni respirarnos. Vea pues, es el amor lo que nos está matando.

No es que la gente sea bruta. Es que la vida siempre ha significado estar cerca de los demás, abrazar, besar, acariciar, regalar, compartir, sudar, respirar el aire que compartimos. Y al covid le va a quedar muy difícil cambiarlo.

Aquel emperador chino que mandó borrar el mural de su habitación con la imagen de una cascada porque su sonido no lo dejaba dormir.

No engañes a otros como te engañas a ti mismo.

Nada tan inútil como tratar de descifrar los milagros. Es el misterio lo que nos permite el asombro y la sorpresa del mundo. El universo no tiene argucias.

La suerte no existe, todo encuentro inesperado y misterioso es serendipia. El mundo no es más que un maravilloso accidente.

Muy difícil tratar de convencer a otros de luchar contra el confort de su esclavitud intelectual y emocional.

¡Feliz Año Viejo!

Sigue en Twitter @_carlosduque

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