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“Las empresas, si queremos ser agentes de cambio, también estamos llamados a fortalecer la institucionalidad del Estado".

21 de noviembre de 2019 Por: Carlina Toledo Patterson

“Las empresas, si queremos ser agentes de cambio, también estamos llamados a fortalecer la institucionalidad del Estado. Hay muchas oportunidades de contribuir y tenemos el compromiso de hacerlo, desde aportar conocimiento en el diseño de las políticas públicas, hasta disposición de invertir en el desarrollo territorial y contribuir al proceso de formación y reinserción laboral” dijo a El Espectador David Bojanini, presidente del Grupo Sura.

Pues el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) lo volvió a hacer. Juntos, como siempre, respondieron con generosidad al llamado de contribuir a la construcción de país y en paralelo, enseñan con el ejemplo.

El asunto es el siguiente. En la vereda de Llanogrande, municipio de Dabeiba (Antioquia) hay un espacio territorial de capacitación y reincorporación (Etcr) de excombatientes de las Farc. Allí, en 10 hectáreas de tierra viven 130 personas en proceso de reincorporación a la vida civil. Evidentemente, en 10 hectáreas es bien difícil que 130 personas puedan desarrollar proyectos productivos que les den un sustento digno. Ellos necesitan tierra para trabajar.

Nadie dijo que la implementación del acuerdo iba a ser fácil, además porque para todos es claro que una de sus grandes falencias fue precisamente “la falta de detalle en el capítulo de reincorporación”. Sin embargo, que toca hacerlo para que este país siga siendo viable, seguro e interesante para inversionistas, toca. De manera que hay que buscarle la salida y encontrar las oportunidades que trae consigo todo tropiezo.

Así que algunas empresas del GEA detectaron el problema, lo estudiaron y decidieron que su manera de contribuir es dar 270 hectáreas de tierra a esos 130 excombatientes. Obvio no es un regalo así no más y porque sí: la tierra pasa a una fiducia y queda en cabeza de la Fundación Salvaterra, organización que se asegurará de la viabilidad técnica y la sostenibilidad de los proyectos productivos. Verificado eso, la tierra pasará a ser propiedad de las cooperativas de los excombatientes. Se tiene previsto que el 70% de la tierra sea para proyectos de ganadería, cacao y plátano y el 30% deberá ser destinado a la conservación de la biodiversidad de la zona. La salida comercial de los productos, por lo menos de cárnicos y cacao, la tienen evidentemente garantizada con las empresas del GEA.

Un informe reciente de congresistas que defienden el proceso de paz afirma que 69% de los 6800 excombatientes ubicados en Etcr’s (en total los excombatientes son 13.202) las han abandonado ya sea por riñas, problemas con infraestructura o por buscar mejores oportunidades. Es allí precisamente donde se encuentra un espacio de acción para quienes quieren contribuir a construir, porque lo ideal es que se queden allí, produciendo y devengando. “Es la única manera de asegurar la no repetición del conflicto armado”.

Una de las conclusiones del informe es que “se debe avanzar cuanto antes en construir y expedir una hoja de ruta de reincorporación. Esta debe incluir el componente económico, así como los planes y programas sociales concretos de educación, vivienda, cultura recreación y deporte, protección del medio ambiente, acompañamiento psicosocial y reunificación de familias”.

Los paisas respondieron a esta necesidad en Dabeiba. Recientemente la Agencia Nacional de Hidrocarburos convocó a una reunión de sus asociados y el sector público en el Catatumbo para explorar oportunidades similares y responder también al llamado. Una de las conclusiones fue la necesidad de apoyar proyectos agrícolas de tardío rendimiento que garanticen ingresos dignos por más de 20 años.

Ejemplos vemos…

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP