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Nunca más un muladar

Esta semana se nos informó a todos los caleños que en la...

22 de abril de 2016 Por: Carlina Toledo Patterson

Esta semana se nos informó a todos los caleños que en la factura de servicios públicos iba a llegar un cargo nuevo por concepto de poda de separadores, parques y zonas verdes públicas de la ciudad. El valor será de entre 600 y 1800 pesos, esto dependiendo del estrato al cual se pertenezca. Dado el aspecto estético tan vergonzoso en el que se encuentra Cali por los pastos altos que parecen selvas urbanas y los concomitantes problemas de seguridad a lo que eso conlleva, francamente creo que a pocas personas les importará el tener que desembolsar ese dinero. De hecho, hasta he oído que hay quienes estarían dispuestos a pagar más con tal de que los pastos jamás vuelvan a alcanzar los dos metros que tienen actualmente en algunos lugares. Lo innegable es que Cali está hecha un absoluto muladar y eso es algo que quien transite de norte a sur o de este a oeste puede ver sin tener que buscar mucho. La selva que se ha comido los espacios públicos se presta para muchas cosas: consumo y comercio de droga en parques (como fue denunciado en artículo de El País del pasado 26 de marzo), proliferación de cambuches de indigentes, riesgos para la seguridad de peatones, ciclistas y quienes hacen ejercicio en zonas verdes y escasa visibilidad en las vías y cruces para quienes van al volante. A eso súmenle la pésima imagen que el desaseo deja a propios y visitantes. Evidentemente había que hacer algo y con urgencia. La Comisión de Regulación de Agua Potable, CRA, estableció la nueva metodología de operación del servicio público de aseo en Colombia a través de la resolución 1077 del 14 de septiembre de 2015 y por ello la Administración Municipal entregó a operadores privados el trabajo. Según afirmaron algunos funcionarios, las típicas leguleyadas del sector público enredaban a entidades como el Dagma cada que tenían que hacer contrataciones de este tipo. Sin embargo, pienso que la adjudicación se demoró demasiado y en esos lapsos se pierde la fe y la confianza en el poder de reacción y ejecución de la Administración. Ahora sabemos que el trabajo será ejecutado por Promoambiental Cali, Emas, Ciudad Limpia y Promoambiental Valle y que ocho veces al año podarán 9 millones de metros cuadrados. También sabemos que ya empezaron por las orillas del río Cali en su trayecto desde el zoológico hasta la Calle Octava y que han cortado algo más de 23 mil metros. Sin embargo, tanto número se vuelve irrelevante cuando el tema es mucho más macro: ¿Cuánto se van a demorar en cortar absolutamente toda la selva que cubre a Cali? ¿Entregar estas labores a privados nos garantiza que no va a volver a verse esa selva? Y me hago esas preguntas porque yo sí creo firmemente que Cali está en un momento clave en el cual no se puede dar el lujo de verse como un pueblo de quinta, porque los ojos de Colombia están puestos sobre nosotros y las esperanzas también. Son muchos años de buen trabajo por volver a fortalecer nuestra imagen de ciudad y lo que necesitamos es no dar ni un paso hacia atrás. Pudieran pensar que un tema estético es en realidad de poca monta, sin embargo está más que comprobado que la desidia trae más desidia y eso según los académicos, se vuelve tan contagioso como una epidemia. Una ciudad descuidada no inspira cuidarla, así como la ventana rota de una casa da la sensación de abandono y atrae malandros. Cali y todos los caleños necesitamos una garantía que esto no volverá a suceder. Sigue en Twitter @CarlinaToledoP ' target='_blank'>Sigue en Twitter @revolturas