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No fue sorpresa

La toma del Capitolio en Washington la semana pasada quedará como una marca indeleble en la memoria de cientos de millones de personas alrededor del mundo.

14 de enero de 2021 Por: Carlina Toledo Patterson

La toma del Capitolio en Washington la semana pasada quedará como una marca indeleble en la memoria de cientos de millones de personas alrededor del mundo. Claramente quedará por muchos años como una herida supurante para Estados Unidos como nación.

Lo sucedido fue vergonzoso, deplorable y desde todo punto de vista condenable, más aún porque fue instigado por el personaje que fue elegido como Presidente en 2016.

Las condenas a lo largo y ancho del mundo fueron inmediatas y en un hecho sin precedentes en la historia de ese país, los cuatro expresidentes vivos expidieron comunicados al respecto, lanzando las más severas críticas a un presidente en ejercicio.

Jimmy Carter, declaró que “es una tragedia nacional y no es lo que somos como nación”; Bill Clinton, dijo que “es un asalto sin precedentes a nuestro Capitolio, a nuestra Constitución y a nuestro país”; George Bush, el único expresidente republicano vivo afirmó por su parte y muy ácidamente que “así es como se disputan las elecciones en una república bananera, no en nuestra república democrática”.

La declaración posiblemente más realista y profunda la expidió Barack Obama quien dijo que “estaríamos mintiéndonos si lo consideramos como una total sorpresa”.

Lo anterior ha sido una opinión generalizada entre muchos. Lo que sucedió iba a pasar tarde o temprano en un país en el cual las inequidades, los problemas raciales, la discriminación contra todo lo diferente, el extremismo en un sinnúmero de frentes y la supremacía blanca han rebosado la copa.

Pienso que la futbolista Megan Rapinoe hizo un resumen perfecto: “Esto es Estados Unidos, no se equivoquen al respecto. Mostramos lo que de verdad somos”.

Y debo decir que no solo estoy de acuerdo sino que en el seno de mi familia estadounidense también lo he vivido. Los Patterson somos una familia pequeña, con orígenes en Illinois y Arkansas. Como muchas otras familias tanto allá como aquí en Colombia, no obstante el cariño que nos une, estamos profundamente divididos en nuestros puntos de vista políticos, religiosos, raciales, en temas de la comunidad Lgbtiq+ y hasta frente al manejo del medio ambiente. Tanto que también como muchos, tuvimos que llegar a un acuerdo de no hablar esos temas para no alejarnos como familia.

Eso es lo que se vive en la superficie, pero las raíces de los problemas en Estados Unidos son mucho más profundas y antiguas y por ende están absolutamente enquistadas en él como nación. El historiador conservador Paul Johnson dice que la fecha de inflexión fue el 11 de diciembre de 1620 con la llegada del Mayflower a New Plymouth. Los colonos que habían llegado previamente estaban unidos por las tradiciones de lo justo, la libertad, la aplicación de la ley para el bien común y dice Johnson que se habían constituido como un elemento moderado y creativo que sería fundamental para la construcción de la nación.

Los colonos del Mayflower por otra parte eran bien distintos. Llegaron para crear el reino de Dios en la Tierra. Eran fanáticos, idealistas, inflexibles y se creían portadores de la verdad. Las tensiones entre ambas comunidades según Johnson, contribuyeron aspectos a veces constructivos, pero en muchas ocasiones fueron perjudiciales para la sociedad y el Estado. ¿Sorpresa? Claramente, no.

De manera que por más esperanzas que muchos tengamos con la llegada de la dupla Biden-Harris al poder la semana entrante, lo único claro es que les esperan tiempos muy difíciles y que esas diferencias tan arraigadas en sus millones de conciudadanos no se van a superar en el futuro cercano. Para mí tristemente ya es un país sin encanto.

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP