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¡Nada de ciudad sin límites!

No es un secreto que en la adolescencia las hormonas se alborotan....

20 de agosto de 2010 Por: Carlina Toledo Patterson

No es un secreto que en la adolescencia las hormonas se alborotan. También la irreverencia hacia todo sentido de autoridad. Los jóvenes entre los 12 y los 18 comienzan una fase en la cual experimentar sin medir los riesgos es la supuesta clave del éxito para muchos. Por eso son tan vulnerables, y es cuando padres y docentes más debemos estar alerta para darles apoyo y orientarlos.Ante este hecho incontrovertible, resulta inaceptable que desde la Alcaldía Municipal haya surgido un proyecto llamado Formación en educación sexual con énfasis en orientación sexual diversa y fortalecimiento de las instituciones educativas incluyentes. Se trata de un programa en el que la Alcaldía desarrolla para los jóvenes de la ciudad una estrategia de educación sexual basado en el principio de inclusión. El sorprendente lema es: Con la diversidad sexual y de género ¡Todo bien!El paquete que ya se repartió y ejecutó en diez instituciones educativas oficiales de Cali, consta de una guía para docentes y otra para madres y padres; cuatro cartillas para jóvenes de 14 a 17 años, y un CD de música urbana. En la introducción de la cartilla para docentes, la Alcaldía establece que el objetivo es “empezar a derribar barreras culturales acentuadas que impidan que los y las estudiantes accedan a una información objetiva sobre el tema”. Hasta ahí todo bien. Porque nadie puede negar que se debe promover la tolerancia como un método sano de convivencia.Sin embargo, muy rápidamente la cartilla -al igual que todas las otras piezas de comunicación- pierde su norte. Lejos de concentrarse en la convivencia y el respeto hacia la diversidad, promueve la noción de que es normal transitar por los géneros y apoyándose en expertos afirma que “la sexualidad humana es un continuum de distintas variantes, es decir una permanente variación de alternativas disponibles de sexo/género con las que podemos identificarnos y en las cuales habitamos”. Es ahí donde el esfuerzo de inclusión se desvirtúa y se le abre a unos jóvenes ya de por sí confundidos con su terremoto hormonal, una gama de alternativas sexuales para que escojan. Todo con la idea de que es normal el tránsito.¡Pues no es normal! Si vamos a los argumentos científicos, la siquiatría incluso hoy -reconociendo la diversidad y los derechos de género- considera el tránsito como una anomalía que implica un serio quiebre en el orden interno de los individuos.Lo que cada cual haga con su sexualidad en privado, es problema de cada cual, mientras no vulnere la seguridad y los derechos de los demás. Lo cuestionable es que sin el debido análisis y control, a nuestros niños se les esté exponiendo a fotos, letras de canciones, juegos y dinámicas de grupo en las cuales oigan que Norma “en su cama a hombres y mujeres ama” o que los que practican un género distinto al de hombre y mujer “son la nueva era”. Eso no es información objetiva sobre la diversidad sexual y de género, es claramente parcializada.Está previsto que el programa comience nuevamente cuando los jóvenes reanuden sus estudios en septiembre. Yo invito al Alcalde a que antes de promover este tipo de programas por fuera del pénsum aprobado por el Ministerio de Educación, analice con un grupo de expertos sexólogos, sicólogos, educadores, el Icbf y congresistas que conocen del tema para ver cuál es el enfoque adecuado, porque un examen detallado de las piezas permite concluir que lo que está en marcha es un gran error. Cali no es, ni puede ser, una ciudad sin límites, señor Alcalde.