El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

La epidemia que nos atacó

En medio del dolor más profundo que un ser humano pueda sentir, el médico palestino Izzeldin Abuelaish hizo de pronto lo más inteligente.

24 de mayo de 2018 Por: Carlina Toledo Patterson

En medio del dolor más profundo que un ser humano pueda sentir, el médico palestino Izzeldin Abuelaish hizo de pronto lo más inteligente. Llamó a Shlomi Eldar, amigo y presentador de la cadena 10 de la televisión israelí, quien transmitió en vivo el drama que sucedía en la casa bombardeada del médico en la franja de Gaza. Gracias a esa llamada llegaron ambulancias para los sobrevivientes, y la muerte de tres de sus hijas y una sobrina fue visibilizada ante el mundo. Hoy, no obstante su pérdida y lo que significó en medio del conflicto que allí se vive, Abuelaish anda por el mundo con su mensaje de “No odiaré”.

Supe de Abuelaish apenas en marzo de este año, aunque su tragedia personal fue hace nueve. Él no solo tiene un libro, un TED talk, entrevistas y una fundación que se llama Daughters for life (Hijas por la vida), sino que su mensaje lo ha transformado en una teoría muy interesante. Por eso supe de él, lo entrevistó en CNN Christiane Amanpour porque ahora lucha para que el odio se considere como una asunto de salud pública la cual -como todas las epidemias- es “aguda, crónica, destructiva y contagiosa”.

Si pueden ver por Youtube el video de la transmisión del canal 10, háganlo. Si pueden leer su libro, léanlo, ojalá también vean el TED talk de 18 minutos que se llama ‘Me niego a odiar’. La razón por la cual hago esta invitación es porque uno, este médico transmite dolor por cada poro de su cuerpo, sin embargo -y ahí viene mi punto dos- aunque él tendría todas las razones del mundo para odiar, no permitió que ese sentimiento tóxico lo destruyera.

Claramente los seres humanos no nacemos odiando. Lo que puede llegar a hacer odiar es el entorno, la cultura, el contexto. Por eso es un tema de salud pública, porque se va contagiando de una persona a otra y a otra y en últimas lo que nos encontramos es una sociedad destruida y con poca posibilidad de crear, evolucionar y crecer.

Abuelaish afirma que lo que nos está sucediendo es que “hemos perdido la conexión”. Se nos ha olvidado que no somos sociedades monolíticas en las cuales todos pensamos y actuamos igual, sino que vivimos en una coexistencia de diferencias. Como no nos conocemos, no nos aceptamos. Desde su posición de médico -y uno que todos los días atravesaba las barreras para ayudar a traer al mundo bebés en un hospital israelí- él considera que se puede llegar a comprender los problemas de otros, comunicarse mejor, a no juzgar ni generalizar y eso nos ayudará a coexistir.

Evidentemente ese conocimiento es algo que está a disposición de todos, seamos o no médicos. Lo único que se necesita es voluntad. En sus entrevistas Abuelaish repite y repite: “Palabras amables, actos amables”. También pareciera tener como mantra: “Si no tiene algo positivo qué decir, evite decir algo negativo”.

Ahora, desde nuestro contexto actual en Colombia, independientemente de lo que suceda el domingo o en la segunda vuelta (si la hay), lo único incontrovertible es que el nivel de odio que se ha generado en Colombia no nos está permitiendo conocer las necesidades, dolores, angustias de otros que nos rodean.

Dice Abuelaish que Gaza es una bomba de tiempo a punto de implosionar, porque la naturaleza humana es buscar venganza frente a sufrimiento implacable. Yo creo que como vamos, Colombia también es una bomba de tiempo y lo que suceda ahora o en unos años será culpa de todos por haber perdido la conexión. ¿Podremos comenzar a pelear por vivir o seguiremos viviendo por pelear?

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP