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El valor de un jabón

A veces solo nos damos cuenta de los dramas humanos a través de terceros. Hecho triste porque en nuestro entorno inmediato hay personas con cientos de necesidades y se nos vuelven paisaje porque es parte de la realidad del país.

19 de julio de 2018 Por: Carlina Toledo Patterson

A veces solo nos damos cuenta de los dramas humanos a través de terceros. Hecho triste porque en nuestro entorno inmediato hay personas con cientos de necesidades y se nos vuelven paisaje porque es parte de la realidad del país.

La llegada de más de 14 mil inmigrantes venezolanos a Cali, quienes piden en las esquinas y reciben lo que les den, trabajan en lo que haya con tal de tener dinero para mandar a los familiares que quedaron atrás y que básicamente viven un día a la vez, es un drama. La solidaridad con ellos ha sido grande y eso está bien. Lo que debemos tener en cuenta es que tenemos muchos propios con necesidades similares y a todos les podemos ayudar, así sea con cosas pequeñas pero que tienen un alto impacto.

Pensaba esto hace unos días mientras leía en una revista acerca de una iniciativa que tiene la compañía Diversey con cientos de hoteles alrededor del mundo. Diversey es una compañía que suministra soluciones para la limpieza y la higiene, su slogan es “para un futuro más limpio y sano” y desde el año 2013 comenzó el programa Soap for hope (jabón para la esperanza). A esta iniciativa se han sumado ya 539 hoteles en 39 países alrededor del mundo y básicamente lo que hacen es recoger los jabones que quedan usados a medias, los procesan y los convierten en nuevos jabones para llevar a comunidades vulnerables.

Lo anterior tiene dos ventajas, uno para el medio ambiente porque los jabones a medio usar no se van a rellenos sanitarios; el otro para los seres humanos, porque hasta 2,5 billones de personas carecen de medios para una limpieza adecuada. De hecho, según cifras de la ONU, 20 niños mueren por segundo debido a enfermedades relacionadas con la falta de aseo (diarreicas o pulmonares). A la fecha, con el aporte de los hoteles se han producido más de 21,4 millones de barras de jabón que han beneficiado a más de 950 mil personas.

El sistema funciona así: los hoteles recogen los jabones y entregan a Diversey, se corta todo en cubitos y pasan por un proceso de desinfección, se prensan en ladrillos de 120 o 500 gramos, luego se secan y cortan en barritas de jabón nuevo y se distribuyen de la mano de los hoteles, a las comunidades en las que ellos operan.

Como programa social lo tiene todo: proviene de lo que es el ‘core business’ (la esencia del negocio) de los hoteles, es de alto impacto y también de largo plazo. Lo que yo pensaba, con revista en mano, es lo fácil que es replicar esto en lo micro.

Claramente en casa no tenemos forma de desinfectar, prensar y cortar jabones, pero seguramente sí tenemos por lo menos una botella de jabón líquido, varias botellas de champús, más acondicionadores de los que necesitamos y cajas varias de crema de dientes. ¿Qué tal si nos diéramos cuenta que no necesitamos de tanto exceso y que hay otras personas que se sueñan con sentirse limpios? ¿Qué tal si nos acostumbráramos con regularidad a reenvasar algunos de esos líquidos, marcar las botellitas y entregarlos en una bolsa en las esquinas a quienes de verdad lo van a valorar? O vamos más allá, quienes viajan frecuentemente podrían traer de los hoteles todos esas cosas de aseo que nos dejan y que no usamos, empacarlos y entregarlos a entidades o personas que están ayudando en las comunidades.

El punto es que estoy segura que muchos no hemos dado el verdadero valor a un jabón porque lo tenemos allí, lo usamos, seguro lo desperdiciamos. No obstante, hay quienes de verdad lo necesitan y valoran. Piénsenlo, pueden impactar positivamente la vida de alguien.


Sigue en Twitter @CarlinaToledoP