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De 80 a 2

El infame productor de cine Harvey Weinstein llegó hace un par de semanas a su primer día de juicio en la Corte Suprema de Nueva York avanzando lentamente y con la ayuda un caminador.

16 de enero de 2020 Por: Carlina Toledo Patterson

El infame productor de cine Harvey Weinstein llegó hace un par de semanas a su primer día de juicio en la Corte Suprema de Nueva York avanzando lentamente y con la ayuda de un caminador. Como un hombre impedido y enfermo a quien debemos tenerle compasión. Curiosamente, al día siguiente fue visto en un supermercado Target caminando erguido por los pasillos y no había rastro de un caminador en los alrededores. Ese es el estilo de ser humano que es Weinstein, especialista en el engaño y amigo del mundo oscuro.

La verdad es que el expoderoso hombre del mundo de la farándula global, fundador de Miramax y The Weinstein Company, es un tipo que me produce asco. No solo por lo desagradable de su presencia física, sino que al combinar eso con su patrón de comportamiento de depredador sexual, es básicamente un monstruo.

Weinstein será juzgado en Nueva York por violación, acto sexual criminal y asalto sexual predatorio a dos mujeres. En este momento se está escogiendo el jurado, entre 120 ciudadanos de Manhattan que se presentan a diario para ser analizados en su objetividad. Se estima que la semana entrante comiencen las deliberaciones y que haya un veredicto a principios de marzo. Nadie espera una condena porque son muchos los hilos que Weinstein ha movido en el bajo mundo y muchas las tácticas despreciables de sus abogados con la prensa para tratar de dejar el tufillo que las mujeres o están locas o son simples prostituticas. A raíz de esto último fueron reprendidos por el juez James Burke, quien lleva el caso.

Weinstein también fue acusado por mujeres en Londres y Los Ángeles. En total más de 80 contaron historias de horror con un clarísimo patrón en el cual el productor abusaba del poder de tener las llaves del castillo de Hollywood a donde muchas querían entrar.

Para sorpresa de muchos, el juez Burke autorizó esta semana que otras tres mujeres que no han acusado a Weinstein testifiquen en su contra, tal y como ocurrió en el caso contra Bill Cosby y que fue determinante porque permitió establecer un patrón de conducta. También la fiscal de Los Ángeles abrió cargos contra Weinstein por las acusaciones de otras dos mujeres.

Lo increíble es que es más probable que Weinstein logre ser condenado en Los Ángeles por las últimas dos acusaciones que por las más de 80 que también sucedieron en la privacidad de una habitación de hotel de lujo o una oficina. ¿Cómo y por qué se desestiman los testimonios de 78 mujeres víctimas? Y ¿por qué algunas de ellas se arrepienten y retiran los cargos?

Ronan Farrow es un periodista de The New Yorker, ganador de un Premio Pulitzer por Servicio Público, gracias a sus investigaciones y escritos (Catch and Kill) sobre cómo los sistemas blindan a personas poderosas en Hollywood, Washington, Nueva York y más allá. Él fue víctima de ese lado oscuro de Weinstein, quien llegó hasta el punto de contratar los servicios de una agencia de investigadores privados israelí llamada Black Cube, para seguirlo e intimidarlo.

Habrá quienes tengan el pensamiento despreciable que todas esas mujeres víctimas de Weinstein se buscaron su problema por ambiciosas y que abrieron muy fácilmente sus piernas o sus bocas para permitir los avances sexuales del productor. Seguro quienes piensan así nunca han vivido una situación de vulnerabilidad frente a un poderoso y el hecho es que no decir no, tampoco es un sí. Ya veremos si el movimiento #MeToo sirvió para sensibilizar al mundo, o si los poderosos seguirán reinando sin límites.

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP