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“Amantes no son quienes se miran a los ojos, sino quienes miran...

4 de febrero de 2011 Por: Carlina Toledo Patterson

“Amantes no son quienes se miran a los ojos, sino quienes miran en el mismo sentido”, afirmó Antoine de Saint Exupery. En ese certero contexto, se hace imprescindible una pasión conjunta por una manera de ver y asumir la vida, unos ideales y principios por los cuales luchar y trabajar, y una meta por la cual se entregue el alma entera.La encuesta sobre candidatos a la Alcaldía de Cali revelada el martes en CM& es un reflejo de cómo la ciudad carece de quién la ame. Un 44% de los votantes está representado por indecisos o quienes votarían en blanco, y el restante está dividido entre 10 candidatos que marcan entre el 18 y el 1% de las intenciones de voto. Lo único claro pues, es que no hay nada claro a futuro y que si las cosas siguen como van, se estará eligiendo al menos peor, en vez de una persona con unas verdaderas dotes de liderazgo, que en su esencia represente los deseos y necesidades de la población caleña. Hay una clara confusión y esa falta de horizontes conjuntos la perciben a leguas los votantes, de ahí los resultados de la encuesta.El ‘calibalismo’, es una desdeñosa frase que lleva implícita la desidia local. La realidad es que cobija a unos pocos que le han dado la espalda a Cali por buscar su propia fortuna a costa del beneficio común. Sin embargo, es a todas luces imposible que quienes compartimos la mirada en el mismo sentido de los verdaderos amantes, no seamos capaces de plantear un camino coherente para escoger de manera responsable a nuestro futuro burgomaestre. Es el cuarto de hora de los cuarentones como líderes en Colombia que publicó La República el martes. De eso no me cabe la menor duda, y ciertamente es el momento de demostrarlo convocando y dirigiendo iniciativas en pro de ésta, nuestra ciudad. El domingo en Cartagena un nutrido grupo de directivos -cuarentones- del Movimiento Cívico 1815 compartió con columnistas y empresarios de Cali su experiencia acerca de la ejecución de su sueño de política como Responsabilidad Social Empresarial. Entre la explicación de la logística y puesta en marcha del movimiento, lo que se vislumbró fue un fervoroso deseo por marcar la diferencia, por romper con los esquemas tradicionales de poder de una ciudad sumida en la apatía y la indiferencia frente a todo lo que oliera a política. A punta de voz a voz, correos electrónicos y reuniones para comunicar el parte de tranquilidad que la mayoría quería oír, lograron que primara el interés común.Lo increíble es que 1815 no es nuevo para Cali, algunos de sus miembros ya se han reunido con empresarios –también cuarentones- de la ciudad que demostraron su interés en replicar el movimiento aquí, algunos líderes cívicos han tocado las puertas de los cartageneros y hasta algunos políticos que comparten sus ideales han pedido ayuda. ¿Qué ha pasado?, nos preguntaron. ¿Qué ha pasado?, me pregunto yo. ¿Será que la juerga que se armó en la región en los últimos años y que nos tiene tan mal posicionados a nivel nacional logró minar nuestra autoestima? ¿Será que vamos a dejar que esa juerga continúe por interpuestas personas? Dejar que eso suceda sí sería permitir que prime el ‘calibalismo’ y eso sería el peor legado que pudiéramos dejarle a nuestros hijos.Debemos aunar esfuerzos y conocimientos porque cada uno de quienes queremos, sufrimos y vivimos por esta ciudad tenemos algo que aportar. Aquí hago lo que en inglés se llama a call to action, porque poner esto en marcha es sólo cuestión de voluntad. ¡Seamos los auténticos amantes de Cali!